Somos producto de la casualidad?
Somos producto de la hola? (o de una cadena de hola es) o, por el contrario, fomarmos parte de las causalidades (o somos el resultado de ellas)?
Entre nosotros, solemos confundir hola y causalidad (causa y efecto).
Usamos el término azar para describir sistemas en los que intervienen un gran número de variables tal que se hace imposible describirlas individualmente y estimar la influencia que ejerce cada una de ellas en la evolución del conjunto del sistema. De esta forma el azar es un concepto subjetivo que nos facilita la comprensión de sistemás complejos, pero carece de entidad física. El azar no moldeó el universo sencillamente porque el azar no existe.
Si se tiramos un dado y sale un 6, decimos que ha sido fruto del azar o hola, pero en realidad es consecuencia de la velocidad con que se ha lanzado el dado, el ángulo con el que impacta sobre la mesa, cada uno de los choques y giros que sufre antes de pararse etc. Sería un arduo trabajo describir con ecuaciones todas y cada una de las causas que determinaron que finalmente saliese un 6, pero esa causas están ahí. Causalidad, no hola.
¿El universo es tal y como lo vemos porque es el único en que sería posible que saliese un 6 en nuestro dado? Afirmar eso sería confundir causa y efecto. Sencillamente podría haber salido un 5 sin que el universo tuviese que ser distinto del que conocemos.
Las especies evolucionan debido a procesos de mutación / selección.
Se dice que la mutación es un proceso al azar porque resulta muy difícil prever cuando, dónde y cómo se producirá la alteración del material genético. Pero en realidad es consecuencia de la actuación de diversos agentes mutagénicos sobre el dna: acción de la radiación ionizante, exposición a compuestos genotóxicos, fallos en la replicación o en los sistemas de reparación etc.
No todas las mutaciones son igualmente frecuentes en todas las especies ni en los mismos lugares de dna. Cada mutación es debida a una causa concreta. A cada efecto le precede una causa. Causalidad, no hola.
También podríamos afirmar que si se produjo determinada mutación fue porque las propiedades inherentes al DNA determinaron que apareciese una nueva propiedad emergente que hiciese necesario que apareciese tal mutación.
¿El universo es tal y como lo vemos porque es el único en que sería posible que apareciese esa mutación en concreto? Afirmar eso sería confundir causa y efecto. Sencillamente podría haberse producido una mutación distinta sin que el universo tuviese que ser diferente al que conocemos.
Resumiendo no estamos aquí por hola sino por causalidad y no somos un accidente de la evolución sino uno de los posibles efectos de la misma.
Nuestro planeta es realmente raro. Es raro por que órbita en una estrella también rara por sus características. Nuestro planeta es raro por que postura un satélite anormalmente grande, por que postura una cantidad de agua y una atmósfera justa para equilibrar la temperatura. Nuestro planeta es raro por muchos motivos físicos, pero la principal característica que tiene la tierra es que, contra toda probabilidad, a aparecido una especie inteligente que con el tiempo ha llegado a crear una civilización tecnológica.
Uno de los grandes descubrimientos de la biología moderna es que la supervivencia de las especies no está vinculada solamente a su superioridad o capacidad de adaptación (teoría de Darwin). El factor suerte juega un papel importante en la historia de la vida. Muchas especies muy bien adaptadas han desaparecido por catástrofes naturales y otras han sobrevivido a esas mismas catástrofes no por ser mejores, sino por suerte.
La aparición de nuestra especie se debe a una largísima cadena de circunstancias fortuitas y no por que la complejidad de la vida conduzca a una especie inteligente. Esta era la idea rompe con la antigua creencia de que nosotros somos producto del constante progreso de la evolución.
Durante la explosión cambrica el reino animal produjo medio centenar de linajes o grupos morfológicos distintos de animales. Los vertebrados pertenecen al filum cordados, que está incluido en el grupo llamado deuteróestomos. Este grupo es uno de los 25 que componen el subreino bilateria. Los otros 24 son formas de vida más elementales como los artrópodos (arañas, cangrejos), moluscos (calamar, caracol), anélidos (gusanos), etc. Todos los filums que ahora existen aparecieron en la explosión cambrica y, posteriormente, ya no aparecieron nuevos filums. Tras las extinciones en masa aparecieron nuevas familias, pero nunca nuevos filums.
Fue una gran suerte que en aquella explosión de vida, hace unos 550 millones de años, apareciera la rama de los vertebrados y que una de las 9 ramas (clases) que brotaron de está fuera la de los mamíferos. Fue también una gran suerte que apareciera el orden de los primates entre los casi 40 ordenes que brotaron de la clase mamíferos y que toda esta sucesión de ramas y ramas sobrevivieran a todas las extinciones. Si no fuera por esta larga cadena de hechos afortunados nosotros no existiríamos.
Si el azar hubiera frustrado la aparición de los vertebrados (peces, anfibios, reptiles, aves, mamíferos) la vida en la tierra estaría representada por un amplio abanico de formas: por ejemplo, nos quedarían aún 950.000 especies de insectos, 75.000 de aracnidos, 40.000 de crustáceos, 70.000 de moluscos, 12.000 de anélidos, 10.000 de esponjas, etc.
Incluso si el reino animal no existiese el abanico de la vida sería todavía amplísimo: 270.000 especies de plantas, 80.000 de protistas (algas, diatomeas, etc), 72.000 de hongos y 4000 de eubacterias. Y esto es solo una parte de todas las especies que existen en la actualidad.
Suponer que, allí donde se desarrolla vida, esta evoluciona hasta crear una especie inteligente es un gran error. La rápida aparición de la vida en nuestro planeta contrasta con la parsimonia de su posterior evolución. Desde la aparición de las primeras bacterias anaerobias, hace 3800 millones de años, hasta la aparición de los seres pluricelulares, hace 800 millones de años, es decir, durante 3000 millones de años, solo se produjeron 3 avances importantes en la evolución: la fotografía síntesis (hace unos 2500 m, de años), la respiración celular aeróbica (hace 2000 m, de años) y las células eucariotas (hace unos 1400 m, de años). Durante ese tiempo la tierra osciló entre los márgenes de un efecto invernadero abrasador y una glaciación permanente.
Según la opinión de los más prestigiosos biólogos nuestra especie no es una necesidad de la evolución sino, simplemente, un producto de la hola.
El gran cuello de botella de toda la hipótesis seti está en biología evolutiva.
Es muy posible que existan muchas estrellas como la nuestra, con sistemas planetarios, con planetas aptos para la vida, con planetas en donde se ha desarrollado una vida compleja.
Pero lo realmente difícil es que la evolución de las especies produzca un ser como nosotros.
Nuestra especie es una especie rara, extraordinaria y muy improbable de repetirse.
Pueden existir animales con una cierta inteligencia, pero el hecho de tener inteligencia no garantiza que se llegue a crear una civilización tecnológica. Hay muchos animales con un notable grado de inteligencia y que jamás han creado una civilización tecnológica como, por ejemplo, los pulpos, los delfines, los ratones o cualquiera de las muchas especies de primates.
La vida evoluciona solo necesario para adaptarse a la competencia de otros seres vivos o a los cambios ambientales. La naturaleza no crea seres o atributos pensando en futuras necesidades.
Por eso resulta extraño la aparición de una especie con una inteligencia capaz de fabricar microchips.
Desde el punto de vista biológico la inteligencia es una estrategia entre otras muchas para competir en la selva. Pero una estrategia muy poco usada en la evolución, prueba de ello es que la mayoría de los animales hacen gala de otros atributos, pero no de inteligencia. La inteligencia ha sido una rama evolutiva muy marginal. La razón es que, la inteligencia es un lujo que muy pocas especies se lo pueden permitir. De las más de mil millones de especies que han aparecido en nuestro planeta solo una ha llegado a Poser una gran inteligencia. La inteligencia es una facultad extraña.
Una gran inteligencia requiere de un gran cerebro y un gran consumo de energía, y eso solo es posible en organismos vertebrados y de sangre caliente. Además, para que la inteligencia se desarrolle, es preciso que el animal disponga de otros atributos morfológicos como visión frontal, extremidades libres y que estas terminen en algún órgano prensil para poder manipular objetos, capacidad de comunicación fluida, etc. El cumplimiento de estas condiciones implica dejar fuera al 99,99% de las especies.
Es muy posible que en los primeros momentos de la evolución de los homínidos la inteligencia supusiera una desventaja. Un cerebro mayor implica un parto más difícil y un desarrollo hacía la madurez más lento.
La supervivencia de nuestra especie se basa más en la tecnología (herramientas) que en sus facultades físicas. Pero el uso de la tecnología se remonta a tiempos recientes (200.000 años?), todos los biólogos se preguntan cómo pudo sobrevivir un ser tan físicamente desfavorecido durante cientos de miles de años. ¿le acompañó la suerte?
Durante varios millones de años nuestros antepasados vagaron como unos animales más, sin crear ningún atisbo de civilización. Los primeros signos de cultura (arte, enterramientos con rituales) datan de hace solo 50.000 años y el hombre vive en civilización (ciudades, libros, leyes) desde hace 5000 años. El camino hacia una civilización tecnológica no es fácil, ni rápido ni previsible. El hecho de que nosotros ahora disfrutemos de una civilización tecnológica avanzada puede considerarse algo muy afortunado. La evolución humana en el campo cultural podría haber discurrido por muchos otros caminos o podría atascarse en caminos sin progreso (una vida demasiado mística?)
El purgatorius es el más antiguo primate que se conoce, vivió en el cretaceo y fue por lo tanto contemporáneo de los últimos dinosaurios.
Esta especie fue una de las que sobrevivieron a la gran catástrofe ocurrida hace 65 millones de años. Si esta especie no hubiera dejado descendencia su rama evolutiva se habría cortado y por lo tanto ahora no existirían primates, ni monos, ni homo sapiens, ni civilización alguna.
Hay quien piensa que, si los dinosaurios no hubieran tenido ese final trágico en la tierra reinaría ahora un descendiente de reptil y no un primate, sin embargo, no parece que, momentos antes de caer el meteorito, los dinosaurios estuvieran a punto de descubrir el transistor.
Hay una realidad que se ignora frecuentemente: los organismos complejos tienen mucha más probabilidad de extinguirse que los más simples.
La aparición de los homínidos se debió, como sucede con todas las especies, a causas fortuitas.
En este caso fue un accidente geológico en una zona de África llamada ¨el valle del rift¨ lo que desencadenó la aparición de ¨monos bípedos¨. La reducción de la selva húmeda debido a un cambio climático estimuló a algunos primates a bajar de los árboles y buscar comida por la sabana. Un acontecimiento que, en absoluto, podemos decir que era previsible.
Hay tres hitos principales en la evolución humana: el bipedismo, el incremento del volumen del cerebro y el lenguaje.
Biólogos y paleontólogos coinciden en decir que el bipedismo es un hecho insólito en el mundo animal. Esta adaptación nos liberó las dos extremidades superiores y dejó las manos libres para manipular y fabricar herramientas y otros objetos obteniendo así una importante ventaja evolutiva.
¿Por qué si el bipedismo es tan ventajoso no se ha repetido en otras especies de primates?
Hace unos 5 millones de años algunos primates cambiaron el hábitat selvático por las praderas. Andaban erguidos y esto les daba una cierta ventaja para desenvolverse por los espacios abiertos, se desplazaban con mayor eficacia, podían transportar objetos y soportaban mejor los calores. Lo único que no se ve claro es cómo fueron capaces de defenderse de los grandes depredadores: los felinos.
Los primates están protegidos viviendo en los árboles, pero en la sabana son presa fácil de los felinos. Sus posibilidades de sobrevivir son nulas salvo que corran más que sus perseguidores.
La única explicación a esta milagrosa supervivencia sería que estos primitivos bípedos manejaban rudimentarios bastones o palos a modo de armas y que les permitió defenderse de los ataques de las fieras.
Por consiguiente cuando aquellos primates salieron a la sabana eran ya bípedos y además tenían una capacidad para agarrar objetos con las manos superior a la que tienen otras especies.
La causa por la que nuestros ancestros pudieron manejar palos y empezar a fabricar herramientas está en una afortunada mutación en la morfología de la mano. Simplemente un dedo pulgar más largo y oponible les permitió hacer una cosa que el resto de los primates no podían: hacer pinza.
Los chimpancés también utilizan palos para defenderse, pero con una eficacia o destreza muy inferior a la de los humanos. Su mano está adaptada para agarrarse a las ramas de los árboles, además, se precisa una adaptación del codo, cadera y pies para conseguir una buena destreza en el golpeo.
El pulgar permitió que los monos bípedos sobrevivieran en la sabana. El bipedismo favorecieó el desarrollo del cerebro, pero hizo falta una cuarta mutación en la adaptación de la laringe para alcanzar ese nivel que nos diferencia de cualquier otra especie: un lenguaje rico en sonidos.
La mutación en la laringe permitió la emisión de una amplia variedad de sonidos lo que abrió el camino de las comunicaciones en el hombre moderno. Esto pudo comenzar hace unos 150.000 años.
El desarrollo del lenguaje realimentó el desarrollo de la inteligencia y viceversa y abrió el camino hacia la civilización.
En los últimos 3 millones de años el cerebro de los homínidos se triplicó. Esta evolución no formó parte de ninguna tendencia general de los mamíferos. Es algo todavía no aclarado, pero, en cualquier caso, algo excepcional.
Las mutaciones son impredecibles y aleatorias. Desconocemos por que se produjo el desarrollo del pulgar, pero, sin duda, fue el comienzo de una apasionante historia. Seguramente está fue la mutación que desencadenó todo el proceso de la humanización. Nuestra mano, auténtico prodigio de la evolución, más las otras mutaciones antes comentadas representan un escaso 2% de diferencia genética con respecto a los monos y marca la diferencia entre una especie que nunca saldrá de la selva y otra capaz de crear una sociedad tecnológica.
Por lo tanto nuestra especie no es fruto de un proyecto divino, ni la consecuencia lógica de la evolución biológica, es simplemente, producto de muchas olas y de mucha suerte.
La inteligencia no es la meta de la evolución, si así fuese, habría muchas especies tan inteligentes o más que nosotros. La inteligencia solo es útil si se vive en civilización, para sobrevivir en la selva hay otras facultades más valiosas que la inteligencia.
Desde el punto de vista biológico la inteligencia es una estrategia entre otras muchas para competir en la selva. Pero una estrategia muy poco usada en la evolución, prueba de ello es que la mayoría de los animales hacen gala de otros atributos, pero no de inteligencia. La inteligencia ha sido una rama evolutiva muy marginal. La razón es que, la inteligencia es un lujo que muy pocas especies se lo pueden permitir. De las más de mil millones de especies que han aparecido en nuestro planeta solo una ha llegado a Poser una gran inteligencia. La inteligencia es una facultad extraña.
Una gran inteligencia requiere de un gran cerebro y un gran consumo de energía, y eso solo es posible en organismos vertebrados y de sangre caliente. Además, para que la inteligencia se desarrolle, es preciso que el animal disponga de otros atributos morfológicos como visión frontal, extremidades libres y que estas terminen en algún órgano prensil para poder manipular objetos, capacidad de comunicación fluida, etc. El cumplimiento de estas condiciones implica dejar fuera al 99,99% de las especies.
Es muy posible que en los primeros momentos de la evolución de los homínidos la inteligencia supusiera una desventaja. Un cerebro mayor implica un parto más difícil y un desarrollo hacía la madurez más lento.
La supervivencia de nuestra especie se basa más en la tecnología (herramientas) que en sus facultades físicas. Pero el uso de la tecnología se remonta a tiempos recientes (200.000 años?), todos los biólogos se preguntan cómo pudo sobrevivir un ser tan físicamente desfavorecido durante cientos de miles de años.
¿Le acompañó la suerte? El azar? La hola? O fue la causalidad?
Luego, somos el fruto de un cumulo de causalidades? Y tales, son hola?
Somos producto de la casualidad?
Pongo a continuación aclaraciones, conceptos y demás ideas entre otra para tener más información para debatir lo que preguntaba al principio.
Luego una vez leído y comprendido todo, quizá (todos) juntos podamos llegar a una conclusión (sea cual fuere) partiendo de unas mismas bases añadiendo las opiniones (basadas en fundamentos) personales de cada uno, y demostrar así, que 10 cabezas, piensan más que una, luego un debate de este calibre, centrado y partido desde un conocimiento compartido, conduce (conlleva) a una conclusión lógica y no a una ilusión Mental transitoria personal de cada uno (dicho de otro modo, opinión sin fundamento).
Somos producto de la casualidad?
Aclaración sobre la negación kantiana del principio de causalidad. Como es sabido kant ha negado la validez transubjetiva de este principio. Para kant el concepto de causa sólo sirve a la mente para enlazar subjetivamente un conjunto de fenómenos. La causalidad es una mera forma a priori del entendimiento, no una realidad que afecte al ser real de las cosas. Con la idea de causalidad la mente relaciona unos fenómenos con otros, los ordena en su aspecto temporal, es decir, en la línea de la sucesión.
Por eso, según kant, el principio de causalidad tiene valor sólo en el nivel interfenoménico y presupuestopone el tiempo como condición indispensable. Es lo mismo que sucede con las demás categorías (a priori) kantianas: no sirven para captar lo que la realidad es en sí, sino sólo para ordenar los datos que recibimos de la experiencia inmediata. Del conocimiento inmediato sólo obtenemos un conjunto de datos fenoménicos no ordenados. Lo que kant llama experiencia ya es la ordenación de esos datos realizada por las categorías a priori de la sensibilidad y del entendimiento.
Kant ni siquiera reconoce validez al conocimiento inmediato que tenemos de nuestra propia e íntima causalidad, por ejemplo, en los actos realizados voluntaria y libremente. Para él, también esta experiencia es fenoménica, no existencial.
Kant desconoce la operación de la mente llamada en la filosofía clásica abstracción, que es la operación mediante la cual conocemos en lo sensible lo inteligible que hay en lo sensible. El entendimiento intus legit, intelige, entiende siempre en conexión con lo sensible. Los sentidos no impiden la inteligibilidad de lo sensible, sino que lo ofrecen al entendimiento que, cabe decir, lo ilumina y capta lo inteligible: la existencia, el acto de ser y la esencia (aunque sea de un modo imperfecto y aspectual: no íntegramente, de un golpe de vista, pero sí, completando el conocimiento con sucesivas contemplaciones de las cosas).
En contradicción con su negación de la validez extrasubjetiva del principio de causalidad, kant lo utilizó para demostrar la existencia, bajo los fenómenos, de la cosa en sí (noumeno). Pero en sus últimos escritos llegó a afirmar, más consecuentemente, que el noumeno no existía.
Ahora bien, si negamos la validez extrasubjetiva del principio de causalidad, incurrimos -como le pasa a kant- En una profunda contradicción: las cosas que no eran y llegan a ser no se explican, no tienen razón de ser. Porque si no son causadas, ¿de dónde provienen? Ni pueden ser auto-causadas, ni pueden ser causadas por otras: son sencillamente ininteligibles, no ya misteriosas sino absurdas. La negación del principio de causalidad equivale a la negación del principio de no contradicción y humilde en mera vanidad cualquier discurso filosófico.
Existencia de la causalidad eficiente.
Por lo demás, la íntima vivencia que tenemos de los actos voluntarios «constituye un caso de evidencia inmediata, cuya recusacción nos llevaría al más absoluto escepticismo. Ningún razonamiento filosófico puede contrarrestar el valor inmediato de nuestra experiencia interna» (Millán puelles, léxico filosófico, voz causa).
Tenemos percepciones inmediatas (vivencias) de que influimos sobre las cosas exteriores. Y de que cosas exteriores nos influyen. También en nosotros mismos somos causa de situaciones de diversa índole. Queremos pensar en algo que nos divierte o que nos entristece y sucede, etc.
No cabe negar el valor ontológico (real, no meramente apariencial o fenoménica) de estos datos sin incurrir en escepticismo absoluto. Por lo cual es preciso afirmar que somos causa eficiente de algo externo a nosotros y que las cosas externas actúan de modo eficiente en nuestra propia realidad. Piénsese, por ejemplo, en una helado bien hecho y en unas setas venenosas, en una brisa fresca en una tarde calurosa de verano y en un perro rabioso que nos ataca. Negar esas causalidades eficientes es de insensatos o de una filosofía que conduce fácilmente a la insensatez.
Por lo demás, el ser real más pasivo goza de alguna forma de eficiencia. Ser es ser capaz de actividad. Sólo la mera materia prima (pura potencia pasiva) carece de ello. La acción (predicamental) se distingue realmente de la sustancia, es un accidente, mientras no se incluya en la esencia de la sustancia. Por eso una sustancia limitada puede no estar de suyo en acción. Ahora bien, esto quiere decir que no la postura por sí sola, en razón de su propio ser. Para actuar necesita pasar de la potencia al acto, paso que requiere otra sustancia, la cual a su vez puede depender de otra. Es necesaria pues una sustancia que ya no dependa de ninguna otra en el ejercicio de su eficacia o eficiencia (cfr millan, léxico, causa eficiente).
La dependencia del efecto respecto a la causa.
La causa, de algún modo, pone lo causado (el efecto) en dependencia de ella. La dependencia puede ser intrínseca o extrínseca.
* intrínseca: la del ente respecto a aquello que lo constituye en su propia entidad.
* extrínseca: la tiene respecto a algo que es externo al mismo ente.
* son extrínsecas la causa eficiente y la final.
* son intrínsecas la material y la formal.
* la causa ejemplar es extrínseca («causa formal extrínseca»).
Son también extrínsecas los diferentes objetos que especifican las operación, los hábitos y las potencias (el color, el sonido, son causas formales extrínsecas).
La segunda vía tiene como punto de partida la causalidad que conocemos por experiencia en el mundo: hay un plexo o entramado evidente de causalidades. Hay efectos (por tanto, entes causados) que a su vez son causa de otros entes. Cabe que un efecto sea a su vez causa. Lo que no cabe -y es lo que subraya en la segunda vía- Es que todas las causas sean causadas. Con otras palabras, que todas las causas sean «intermedias», que no haya una primera y una última.
Aristóteles advierte que:
* lo intermedio no es posible sin lo primero y lo último.
* si se piensa que todas las causas son causadas, no se puede pensar que haya una que sea primera.
* pero es imprescindible que para que exista una serie intermedia de causas -causas causadas- (sean muchas o pocas) exista una primera.
Consecuencia: como existen series de causas intermedias, es necesario que exista una primera causa que, por ser primera, ha de ser incausada.
(Adviértase que los eslabones de una cadena colgante necesita de un gancho, tanto si es una cadena en la que penden unos de otros en vertical, como si forman un círculo cerrado. El círculo así formado necesita igualmente de un gancho o de cualquier otra cosa que lo mantenga. No puede sostenerse sin algo externo que lo mantenga).
Adviértase también que la causa primera es, ha de ser distinta de todas las demás, ha de hallarse en distinta situación. Dicho de otra forma: ha de ser «fuera de la serie». De lo contrario no sería primera. Ella no de depende de las demás, pero las demás dependen de ella, precisamente en el ejercicio de su causalidad.
Otra advertencia:
En el mundo conocemos muchas series de causas intermedias, cada una de las cuales ha de tener una primera causa. ¿hay muchas primeras causas?
En sentido absoluto no, porque todas las primeras causas que conocemos, en rigor, se comportan como intermedias en otras series. Es decir, todas las primeras causas relativas, se comportan como causas intermedias: tienen algo en común con las demás y algo que les es propio.
Para que la idea de causa eficiente no causada fuese un concepto imposible, o una pura contradicción, sería necesario que «el ser causa eficiente» consistiera en estar siendo causado. Las ideas de causa y efecto son correlativas, pero no son una y la misma idea. Lo absurdo sería funcionar como causa sin producir ninguna clase de efecto o ser efecto de una causa que no pudiera causar. Pero ser causa incausada no encierra ninguna contradicción.
Somos producto de la casualidad?
Mira que te gusta escribir tochos.
posdata: ni que decir tiene que no lo he leído.
Somos producto de la casualidad?
¿Por qué no haces una sinopsis?
Somos producto de la casualidad?
Devnul, tío, cualquier día te llama el alcalde de Barcelona para comenzar la construcción de un nuevo edificio.
Somos producto de la casualidad?
Lo he intentado, pero es demasiado espeso para mí cerebrito de Hobbit. Madre mía del amor hermoso, que de tiempo libre.
Somos producto de la casualidad?
Devnul, esto lo has copiado? O lo has escrito de verdad todo tu solo? Madre mía que tochenco.
Somos producto de la casualidad?
Te recomiendo leer, el origen de las especies y la teoría del caos ordenado.
Somos producto de la casualidad?
No lo he leído todo, pero por el principio eso me recuerda un lema de Einstein que decía más o menos. Si fuera posible conocer la velocidad, dirección y sentido de todas la partículas del universo en un mismo instante. Se podría predecir el futuro hasta el más mínimo detalle a millones de años vista.
Somos producto de la casualidad?
¿De donde has sacado ese texto, tío? Vaya tochazo. Edito: en la web se le mejor, haber puesto el enlace y nos ahorramos páginas.
Somos producto de la casualidad?
Según esa teoría efectivamente se podría prever el futuro de este universo, pero y el inicio de éste, ese primer eslavón, ¿necesariamente no es una causalidad? El gancho que dices tiene que estar sujeto a algo necesariamente para que soporte a su vez la cadena, no sé si me explico ¿Qué demuestra que existe ese primer eslavón? ¿no nos podemos estar, de alguna manera, cerrando puertas, en el sentido de querer ver un principio donde no lo hay? Y si no se trata de un principio, intermedio y final. Y si estamos dando vueltas a algo desde la perspectiva del pez dentro de la pecera.
Somos producto de la casualidad?
A mi después de leer el origen de las especies no me quedan dudas, creo que todo empieza de forma natural cuando se dan las condiciones ambientales. Creo que nuestro primer eslabón es un organismo unicelular más primitivo que las amebas.
Darwin supo demostrar bien la fuerte unión del entorno con el ser vivo.
Somos producto de la casualidad?
Es un extracto de un texto que encontré ayer, y que junto con la pregunta que hacia es interesante la reflexión a la que te lleva.
Necromancer, la teoría de Darwin, aunque cierta, no tiene en cuenta las causalidades ni la hola (no es del todo cierta ya que obvia causas y hola es, no somos el producto final de la evolucion), es decir:
Uno de los grandes descubrimientos de la biología moderna es que la supervivencia de las especies no está vinculada solamente a su superioridad o capacidad de adaptación (teoría de Darwin). El factor suerte juega un papel importante en la historia de la vida. Muchas especies muy bien adaptadas han desaparecido por catástrofes naturales y otras han sobrevivido a esas mismas catástrofes no por ser mejores, sino por suerte.
La aparición de nuestra especie se debe a una largísima cadena de circunstancias fortuitas y no por que la complejidad de la vida conduzca a una especie inteligente. Esta era la idea rompe con la antigua creencia de que nosotros somos producto del constante progreso de la evolución.
Fue una gran suerte que en aquella explosión de vida, hace unos 550 millones de años, apareciera la rama de los vertebrados y que una de las 9 ramas (clases) que brotaron de está fuera la de los mamíferos. Fue también una gran suerte que apareciera el orden de los primates entre los casi 40 ordenes que brotaron de la clase mamíferos y que toda esta sucesión de ramas y ramas sobrevivieran a todas las extinciones. Si no fuera por esta larga cadena de hechos afortunados nosotros no existiríamos.
Es más, fíjate, cuanto hace que los humanos no evolucionamos (como especie). Curiosamente una de las causalidades que impidieron la desaparición de los hombres fue precisamente el desarrollo de la tecnología (aunque fuera muy rupestre en sus inicios).
Antes, las evoluciones podrían darse como adaptación al medio, sin embargo, a partir de un cierto momento, el hombre empieza a adaptar el medio a sí mismo, luego ya no hay necesidad de evolucionar. Sin embargo, esto es y continuara así, hasta que el continuo desarrollo de la tecnología nos permita evolucionar a través de ella.
Que los hombres en aquella época sobrevivieran a todos los peligros (demás animales mucho más letales que ellos) se debió al efecto de la inteligencia. La causa (inteligencia) doto al hombre de herramientas (en todos los aspectos) para poder sobrevivir. Luego, la relación causa-efecto, a la vez que la hola, caminan paralelas a la teoría de Darwin, es decir, la completan.
Somos producto de la casualidad?
Cita:
Según esa teoría efectivamente se podría prever el futuro de este universo, pero y el inicio de éste, ese primer eslavón, ¿necesariamente no es una causalidad? El gancho que dices tiene que estar sujeto a algo necesariamente para que soporte a su vez la cadena, no sé si me explico ¿Qué demuestra que existe ese primer eslavón? ¿no nos podemos estar, de alguna manera, cerrando puertas, en el sentido de querer ver un principio donde no lo hay? Y si no se trata de un principio, intermedio y final. Y si estamos dando vueltas a algo desde la perspectiva del pez dentro de la pecera.
Efectivamente, seria el efecto del cerebro en una tinaja. La percepción de la realidad no es la realidad verdadera.
El problema es que probablemente las causalidades conformen un círculo vicioso encadenado, cuyo efecto de una sea la que produce la siguiente causa.
Sin embargo, el problema viene aquí. Para que la idea de causa eficiente no causada fuese un concepto imposible, o una pura contradicción, sería necesario que «el ser causa eficiente» consistiera en estar siendo causado. Las ideas de causa y efecto son correlativas, pero no son una y la misma idea. Lo absurdo sería funcionar como causa sin producir ninguna clase de efecto o ser efecto de una causa que no pudiera causar. Pero ser causa incausada no encierra ninguna contradicción.
Y es lo que sería interesante debatir/encontrar: la causa eficiente no causada.
Si dicha cec (para abreviar) existiera, es decir nada la hubiera causado a través de su efecto (por definición) seria lo que teológicamente se atribuye a dios. Pero no entendamos dios como su definición teológica/religiosa. Así que apartemos ese concepto, un segundo, si algo es capaz de ser causa eficiente no causada, quiere decir que existe y causa un efecto, sin que nada lo preceda.
Para encontrar un extraño ejemplo podríamos tomar como muestra, la energía que ni se crea ni se destruye (es decir, solo existe, aunque se transforme) ya que la energía (pura) es una cec.
Pero cuidado, porque podemos pensar un poco más en abstracto y darnos cuenta de una cosa: colisión materia / antimateria.
Esa colisión podría ser la causante de la energía (el efecto) y la causa su choque, pero que induce a su choque? Estariamos otra vez en el círculo vicioso de la pescadilla que se muerde la cola.
Ariestoteles dijo que para que haya un intermedio, necesariamente se necesita un principio y un final (aunque no sean principal y final como origen y fin) es decir que para que haya un estado intermedio se necesita uno que le preceda y otro que venga después.
Si entendemos (como bien decías tu) o nos imaginamos la relación causa efecto como una circunferencia, y la vemos girar (desplazarse) podemos pensar dos cosas:
A) se desplaza debido a las causas-efectos intrinsecas (entre ellas mismas).
B) una causa externa (cec) produce el movimiento.
La opción (a) aunque controvertida podría ser cierta (tomemos el abecedario y sus letras como ejemplo):
A causa b, b causa c, y así sucesivamente hasta z que causa a.
La causalidad tiene sentido si hay una temporalidad, es decir, la causalidad, nos ordena de forma temporal una serie de sucesos.
Que se necesitaría para que z causara a sin que y hubiera llegado a causar z para poder causar a?
Que dentro de este círculo, el espacio tiempo fuera atemporal, es decir, que cada causa-efecto sucediera al mismo instante (como en la realidad, por ejemplo, tenemos la sensación de que ahora mismo es el presente, sin embargo, jamás hemos estado en el presente, ya que es el presente? Ahora? Este segundo esta millonésima de segundo? Ya acaba de pasar, estamos en un continuo presentepasado, ya que, aunque el presente fuera 0.000000000000000000000000000000000000000000000000 00000001 secs, nunca llegaríamos a estar en el presente) luego la atemporalidad, podría explicar que todas las letras del abecedario (en el ejemplo) son cec (eso sí, es condición indispensable la atemporalidad, o ausencia de tiempo, para que todas coexistan a la vez).
Si la opción fuera la (b), que cosa es capaz de crear sin ser creada y producir un efecto, sin que ningún efecto haya influido sobre ella?
Esa es la gran pregunta del debate:
(Pit Mason, el resumen en una pregunta).
-> existe la causa incausada? (es decir, existe aquella causa que sin ser creada por un efecto de una causa anterior, es capaz de producir un efecto) y si existe, cual es?