
El arte moderno a través de la tecnología 3D
Imagina que entras en una galería de arte y te encuentras con unas esculturas gigantes, más altas que una persona, hechas de un material que parece concreto, pero con un diseño tan futurista que no sabes si estás viendo algo de la antigüedad o del futuro. Esto es lo que ha logrado el artista checo Matyáš Chochola con su nueva instalación en el Centro de Arte Contemporáneo EPO1 en Trutnov, República Checa.
¿Qué hace tan especial a esta instalación?
Chochola ha creado una serie de esculturas impresas en 3D que, al principio, parecen simples bloques de concreto. Pero al mirarlas más de cerca, se revela su verdadera complejidad. Cada pieza mide entre 3 y 4 metros de altura y pesa alrededor de una tonelada. Lo interesante es que, aunque usan tecnología de impresión 3D, sus formas recuerdan a cosas que ya conocemos: desde ruinas de templos antiguos hasta gigantes piezas de ajedrez.
Una mezcla de estilos históricos y futuristas
Las esculturas no se limitan a un solo estilo artístico, sino que mezclan influencias de varias épocas y movimientos. Se pueden ver elementos del barroco, con formas detalladas y dramáticas; cubismo, con figuras geométricas; y hasta brutalismo, con estructuras robustas y minimalistas. Además, hay toques de ciencia ficción, lo que les da una apariencia casi alienígena.
La magia de la impresión 3D en la escultura
Lo realmente innovador de estas obras es el uso de la tecnología de impresión 3D. Gracias a esta técnica, las esculturas pueden tener formas muy complejas que no podrían lograrse con los métodos tradicionales. Para ello, el equipo de Chochola utilizó concreto como material base, pero también agregaron elementos como vidrio, pigmentos y bronce para darles un acabado único.
Cómo se fabricaron
Las esculturas fueron impresas en segmentos pequeños, tanto horizontal como verticalmente. Esto permitió crear detalles complejos y ensamblarlas con precisión. Se emplearon agregados de arcilla ligera para sostener la estructura mientras se imprimía, lo que facilitó la creación de las formas intrincadas. Todo el proceso fue una mezcla de tecnología avanzada y trabajo manual, lo que le dio a cada pieza un carácter único.
La personalidad de cada escultura
Cada una de las doce esculturas tiene su propio nombre, lo que refleja su personalidad y la idea que hay detrás de ella. Algunas se llaman cosas como "Maza", "Anémona" o "Totem", mientras que otras reciben nombres como "Brutalista" o "Picasso". Estas esculturas tienen algo de todos: algunas nos recuerdan a la historia, otras parecen del futuro, y algunas son como símbolos de fuerzas naturales o espíritus. Chochola las describe como una mezcla de virtudes y vicios, algo que las hace aún más interesantes.
El futuro de estas esculturas
Por ahora, las esculturas están en una galería dentro de un antiguo complejo industrial que se ha transformado en un centro cultural. Pero no se quedarán ahí para siempre. La idea es que estas obras se reubiquen en el espacio público, donde las personas puedan verlas e interactuar con ellas en su entorno natural. La idea es que las esculturas no solo estén en una galería, sino que formen parte de la ciudad, como si fueran parte de la arquitectura que las rodea.
"Las esculturas no siguen una historia fija. Cada una tiene su propio carácter y se mezcla con diferentes estilos, culturas y valores. Es una combinación original de elementos que nos hacen pensar y sentir de diferentes maneras." – Matyáš Chochola
Este tipo de arte muestra cómo la tecnología puede ser utilizada para crear algo completamente nuevo y sorprendente. Las esculturas impresas en 3D de Chochola no solo exploran el pasado, sino que también miran hacia el futuro, uniendo la historia con la innovación tecnológica. Y lo mejor es que, en algún momento, todos podrán disfrutar de estas obras de arte fuera de las galerías, en espacios públicos donde interactuarán con el entorno. Esto demuestra cómo el arte sigue evolucionando, incorporando lo nuevo sin perder de vista lo antiguo.