Sueños lúcidos y no tan lúcidos
A mí también me asombra la capacidad del subconsciente. Soy una marmota durmiendo, no me despierto ni con los 3 despertadores que me pongo, pero cuando no tenía coche, y me levantaba muy temprano, al volver en tren o autobús, me quedaba frita. De algún modo ponía el piloto automático del subconsciente, y me despertaba justo en la parada en la que me tenía que bajar. ¿cómo lo sabe mi subconsciente? Misterio.
La otra vez que me despertó fue más curiosa aún. Una vez explotó una bombona de butano al lado de mi casa, y fui la única que no me desperté, pero en el último terremoto que hubo aquí que fue temprano, 15 segundos antes, abrí los ojos de par en par. No fue un terremoto grande, pero lo suficiente como para ver temblar los espejos del armario y pensar que se iba a caer encima de la cama. Es lo más curioso: de alguna manera el subconsciente lo percibió.
Por cierto, si el terremoto que hubo fue pequeño y me acojoné viva, no puedo imaginar estos pobres italianos cómo han tenido que pasarlo.
Sueños lúcidos y no tan lúcidos
Nota de Storm: tratar de no pasar una semana santa sin internet, que mira lo que uno se perdió. A ver si me voy poniendo al día.
Acabo de partirme con lo del fregadero de Yorex manda narices.
Sueños lúcidos y no tan lúcidos
He leído sobre algunos que suelen tener pesadillas e iba a poner que yo no recuerdo tener grandes pesadillas, diría que sueños incómodos, pero no pesadillas. Pues resulta que anoche tuve la peor pesadilla de mi vida.
Es increíble el poder de la mente. Lo cierto es que me desperté con un grito, temblando, y me costó muchísimo volver a la realidad. Y ni siquiera recuerdo bien la pesadilla. Tengo una ligera idea de entrar en una catedral del mal, en un edificio del infierno, no tal como lo conocemos, sino algo que escapa a toda descripción, realmente terrible.
Tardé en dormirme con miedo a volver a tener esa pesadilla, pero cuando lo hice soñé con la imagen de una cara blanca, de mármol, supuse que era el ser que quería hacerme daño y me había llevado a esa catedral del mal, así que, me enfrenté a él, luego el sueño se volvió medio lúcido y traté de arrimarme y hacer sexo con el ser asexuado, y se transformó en un zombie, en un cadáver. Por fin me libré de él.
Lo siguiente que viví fue una especie de viaje astral, que tampoco nunca antes había experimentado. Me vi volando o caminando hacia la puerta de mi habitación, como si fuera real, y de repente, como a cámara rápida regresé a la cama. Entonces entré en sueño lúcido e intenté seguir con el viaje astral tratando de elevarme, pero lo único que conseguía era dar vueltas alrededor de la cama pasando por debajo, luego por un lado, arriba y vuelta a empezar.
Qué nochecita.
Sueños lúcidos y no tan lúcidos
Eso debe ser los efectos secundarios por el atracón que te diste.
Sueños lúcidos y no tan lúcidos
Yo duermo como una marmota.
Sueños lúcidos y no tan lúcidos
Recuerdo que cuando iba al cole o a bachillerato no necesitaba estudiar. Tenía bastante memoria y retenía casi todo lo que se decía en clase. Pero si un día tocaba examen y no lo llevaba muy bien, solo tenía que darle un repaso rápido a mis apuntes y me pasaba el resto de la noche soñando con ellos. A la mañana siguiente los tenía frescos en la cabeza porque era como si me hubiera pasado la noche estudiando.
Sueños lúcidos y no tan lúcidos
Pues fijaos la que se monta mí mente, para no coger el teléfono. Ayer me acosté supertarde, y me llaman temprano por teléfono, y empiezo a soñar que se mete un ladrón en mi casa, yo estoy en la terraza, fumándome un cigarrín y le estoy viendo, pero con la excusa del ladrón, pues no puedo entrar a coger el teléfono (que también suena en el sueño), porque si no, el ladrón me mata. Y yo esperando a que con el ruido del teléfono se pire, pero nada, que al final tengo que entrar yo, y ahí fue cuando me desperté (3 veces que sonó el teléfono).
Sueños lúcidos y no tan lúcidos
Cuando vivía en Madrid, la pared de la habitación donde estaba el cabecero de la cama era simétrico a la de la casa de al lado. Ni que decir tiene que el aislamiento sonoro era bastante penoso, y oía hasta los cuescos.
Pues bien, una noche dormida soñé que el rodapié de la habitación no llegaba al suelo sino que estaba como a 2cm y podía ver la luz de la habitación de al lado y por supuesto las voces. Otra noche, soñaba que se llenaba la habitación de gente, todo por el mismo, dormida oía a la gente de al lado hablar.
Ya ni os cuento los detalles del folleteo.