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Segunda parte de esta adaptación del cómic, se estrena esta semana en los cines españoles, y las críticas leídas hasta el momento no son nada favorables, en ningún aspecto, guión, actuación, 3d, en algunos sitios llegan a decir que las verdaderas víctimas de la película son los espectadores. A ver qué opinan los que vayan a verla.
Es que por más efectos 3d que le pongan, las limitaciones de Nicolás Cage como actor son insalvables. No estoy diciendo que sea un mal actor, pero tiene el mismo problema que tuvieron en su momento Stallone y Schwarzenegger: hay roles o personajes que les van bien, y roles con los que son incompatibles.
El personaje del traficante de armas de lord of war era perfecto para la inexpresividad de Nicolás Cage: un hombre de negocios que se dedica a vender armas y le importa un cuerno que sus clientes sean dictadores genocidas y las usen para masacrar a su propia gente.
Pero cuando vi su interpretación del Ghost Rider en la película anterior, lo que vi fue un personaje que le vendió el alma al diablo a cambio de que cure a su padre de una enfermedad terminal, el diablo haciendo gala de un perverso sentido del humor cura la enfermedad, pero hace que el padre se mate con la moto, el protagonista exige la anulación del pacto, cosa que no consigue, y el diablo pretende cobrarse sus servicios haciendo del protagonista un sicario del infierno, y Nicolás Cage frente a todas esas situaciones extremas pone la misma expresividad dramática que tendría un helecho en una maceta cuando dejan de regarlo.