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Una explosión épica en Spectre de James Bond
Hoy en día, los artistas de efectos especiales (SFX) y efectos visuales (VFX) están llevando la magia del cine a un nivel increíble. Aunque la tecnología de CGI ha cambiado la industria, las técnicas clásicas de SFX, que existen desde los años 30, siguen siendo fundamentales para crear escenas impresionantes. Cosas como miniaturas, prótesis, perspectiva forzada, stop-motion y pirotecnia siguen capturando nuestra atención, y muchas veces se combinan con CGI para crear escenas inolvidables. Un ejemplo reciente de esto es la serie de películas Mad Max, que mezcla estos dos mundos de manera increíble.
Un gran ejemplo de los efectos especiales es la famosa explosión de la película Spectre de James Bond, en 2015. Esta escena, dirigida por Chris Corbould, estableció un récord Guinness por la mayor explosión de una película en la historia del cine. La escena se grabó en Marruecos, y para lograrla se utilizaron más de 8,000 litros de queroseno y 24 cargas explosivas, cada una con un kilogramo de explosivos de alta potencia. Algunos cineastas, como Michael Bay, podrían decir que sus explosiones son más grandes, pero la de Spectre definitivamente marcó un hito.
En una entrevista, Corbould contó cómo planeó esta explosión: no quería hacer solo una explosión enorme, sino algo que tuviera forma y progresión, que se extendiera por toda el área, que era del tamaño de diez campos de fútbol. Además, aprovecharon la ventaja de estar en el desierto, sin edificios cercanos, lo que les dio más libertad para trabajar. También usaron detonadores programables, que permiten controlar la explosión con una precisión de milésimas de segundo.
Este tipo de trabajo demuestra cómo los efectos especiales siguen siendo una parte clave del cine moderno, y cómo la creatividad y la tecnología siguen impulsando los límites de lo que podemos ver en pantalla.