Huelga de actores de voz en videojuegos cumple 300 días
Desde hace casi 300 días, los actores de voz y captura de movimiento de videojuegos están en huelga. Nada de controlar personajes ni grabar gritos de dolor digital: se trata de una protesta muy real. El sindicato SAG-AFTRA, que representa a estos profesionales, lleva desde julio de 2024 sin alcanzar un acuerdo con los grandes nombres del sector. Y no hablamos de empresas pequeñas, sino de gigantes como EA, Activision, Warner y otros que suenan más que los efectos de un juego de disparos.
Cuando el problema no es el lag, sino el acuerdo
El conflicto no es por un joystick roto, sino por temas delicados: uso de réplicas digitales generadas por inteligencia artificial, compensaciones económicas justas y consentimiento para usar la imagen y voz de los actores más allá del juego original. Después de 18 meses de negociación, se logró avanzar en 24 de 25 puntos. Pero, como en los jefes finales, el último es siempre el más complicado.
La oferta final: subir el volumen (y el sueldo)
Las empresas han hecho lo que llaman su última y mejor oferta. Incluye aumentos salariales del 24 %, nuevas medidas de salud y seguridad y condiciones para el uso de réplicas digitales que prometen ser las más avanzadas de la industria. Además, habría pagos extra si la actuación del intérprete se reutiliza en otros juegos. Eso sí, todo esto con una etiqueta bien visible: “última oportunidad, no se aceptan devoluciones”.
Respuesta sindical: guardar partida y seguir negociando
Desde SAG-AFTRA no recibieron con entusiasmo que la propuesta se hiciera pública. Según ellos, el 2 de mayo enviaron una contraoferta y, desde entonces, solo han recibido silencio. Traducido al lenguaje gamer: enviaron un hechizo y el enemigo ni siquiera se inmutó. Y cuando el silencio pesa más que los efectos de sonido, todo se complica.
¿Quién mueve ahora ficha?
La situación está cerca del desenlace, pero aún no hay victoria. Las empresas esperan que el sindicato vuelva a la mesa de diálogo, y el sindicato espera que las empresas contesten su último mensaje. Mientras tanto, los personajes siguen mudos, los trajes de captura cuelgan sin movimiento, y el conflicto se alarga más que la cinemática de un RPG japonés.