Cyber Group Studios cierra tras 20 años de animación
Hace unos veinte años, un grupo de personas con muchas ideas y algo de café fundó lo que más tarde sería Cyber Group Studios. Empezaron como Cyber Group Animation, pero en 2009 le pusieron un nombre con más pinta de multinacional. Su especialidad: series animadas para niños. Produjeron títulos como Gigantosaurus, Zou, Taffy y Droners. Con oficinas en lugares tan variados como París, Singapur o Estados Unidos, parecía que la cosa iba viento en popa. Pero como bien sabemos, ni todos los dinosaurios sobreviven… ni todos los estudios de animación.
Animar no es solo dibujar: también hay que pagar facturas
Aunque parezca que hacer dibujos animados consiste en garabatear monitos y listo, la verdad es que se necesitan toneladas de dinero, muchas horas y una pizca de magia digital. Cyber Group Studios invirtió fuerte: tecnologías como captura de movimiento, animación en tiempo real y un estudio nuevecito en Roubaix. Pero la animación, como los buenos chistes, no funciona sin público… ni sin financiación. Y en este caso, el público eran plataformas de streaming que, tras invertir a lo loco, de repente dijeron: Hora de hacer caja. Resultado: se cortó el grifo. Y si no entra dinero, pues no hay animación que valga.
El tren del rescate pasó… y no paró
Después de declararse en crisis en 2024, el estudio intentó subirse al tren del rescate. Hubo ofertas: empresas como Hildegarde, Newen Studios o Solent Productions parecían interesadas. Incluso una propuesta hablaba de usar inteligencia artificial para salvar la industria —lo cual suena muy moderno, pero no paga sueldos automáticamente (todavía). La más prometedora era la de Solent, que prometía salvar una docena de empleos. Pero el tribunal, cual jurado de talent show con mal día, dijo: Gracias, pero no.
Un final con sabor a tinta derramada
El equipo de Cyber Group, con más ganas que presupuesto, se implicó hasta el final. La COO, Raphaëlle Mathieu, compartió la historia en una mesa redonda donde no faltaron datos, caras largas y seguramente algún café frío. Lamentablemente, sus esfuerzos no fueron suficientes. Christine Blériot, otra veterana del estudio, lo resumió con claridad: Un incomprensible desastre. O lo que en cualquier oficina se traduce como: Esto no era necesario.
¿Y ahora qué? Spoiler: no hay escena postcréditos
Con la decisión del tribunal, los empleados quedaron fuera y los activos del estudio pasarán a ser vendidos para tapar agujeros financieros. Adiós a los proyectos en desarrollo, a las ideas que nunca vieron la luz y a la ilusión que había detrás de cada píxel animado. ¿Y el sector? Sigue en crisis, como un personaje secundario que todos ignoran pero que tiene su propia historia triste.
Animar cuesta, pero desanimarse es gratis
En resumen, la historia de Cyber Group Studios es una mezcla de talento, tecnología y tropiezos económicos. Un recordatorio de que detrás de cada serie animada hay personas que madrugan, sueñan y luchan contra hojas de cálculo tan temidas como cualquier villano de dibujos animados. Y aunque esta historia terminó en liquidación, al menos nos deja algunas lecciones, varios recuerdos animados… y quizás, la esperanza de que el próximo estudio no tenga un final tan abrupto.