Parada de autobús impresa en 3D en Bratislava
En Bratislava, capital de Eslovaquia, se ha instalado una parada de autobús que no parece salida de una fábrica, sino de una impresora. Y sí, así fue. En el distrito en expansión de ?erešne, la nueva parada Lipského no solo protege del viento y el sol, también parece una escultura futurista recién aterrizada. Todo como parte de un proyecto de mejora urbana que, al parecer, decidió que las paradas de autobús merecen más protagonismo que muchos monumentos.
Impresora gigante, ideas aún más grandes
Diseñada por COLLARCH junto con Architekti Šebo Lichý y ICE Industrial Services, esta estructura con forma de cilindro elíptico se asemeja a una capa geológica de hormigón que alguien olvidó desenterrar. La textura, lograda mediante impresión 3D, recuerda al hojaldre de una empanada... pero más resistente y menos comestible. Su ubicación estratégica la convierte en el primer punto de contacto para quienes llegan al barrio, como un portero moderno que, en lugar de saludar, da sombra.
Protección solar con estilo arquitectónico
El diseño de la parada no se limita a lo bonito. Tiene una inclinación hacia el oeste para evitar que el sol de la tarde convierta a los usuarios en pollos al grill. Además, las perforaciones en el lado sureste no son decorativas: permiten ver qué se acerca y evitar sorpresas humanas o automotrices. Tecnología y clima hacen las paces en esta estructura que sabe dónde está y cómo proteger a quien la use.
Techo reflectante y bancos con encanto
La cubierta combina acero minimalista y vidrio Stopsol, que no es un superhéroe pero sí reduce la absorción de calor. Los asientos, también impresos en 3D, están rematados en madera de alerce, una elección que añade calidez al contacto. Porque esperar el autobús debería ser incómodo por el retraso, no por el asiento. Además, la iluminación integrada garantiza que la parada funcione tanto de día como de noche, incluso si el autobús nunca aparece.
Tecnología al servicio del barrio
Este proyecto demuestra que la impresión 3D no es solo para hacer figuritas decorativas o prototipos de ciencia ficción. En este caso, se utilizó para dar forma a una infraestructura pública que combina estética, funcionalidad y respuesta contextual. En lugar de copiar modelos anteriores, se diseñó desde cero para encajar en su entorno, adaptarse al clima y, por qué no, darle un toque de personalidad al transporte urbano.