solana. La vida nos enseñó a todos hace tiempo que los suaves comportamientos de hombres como el son apenas un disfraz, que les ayuda a soportar la vergüenza. Solana, viviendo en la mentira, acompañando la hipocresía de los poderosos, compartiendo la infamía de la guerra, se muestra hoy como un veterano apacible, un soldado atlantista amante de la paz que se vio envuelto en las guerras por el destino caprichoso. Es probable que ahora le asalte alguna vez el recuerdo de aquel joven barbado que cabalgaba una motocicleta en el Madrid del último franquismo, cuando pensaba que corría hacia el futuro, sin sospechar que se dirigía hacia un destino gris de funcionario, de compañero del imperio, de partícipe intelectual en todas las matanzas que han jalonado este inicio del siglo XXI, de veterano dinosaurio a quien todos recuerdan aprobando todas las guerras de los últimos veinte años.