El prototipo de director español es un feo, salido, acomplejado que nunca se comió una rosca y que quiere ver a la actriz de turno en pelotas o follando, y la única manera es metiendo una de esas exigencias de guión. Lo que está claro es que no se puede generalizar, pero salvo honrosas excepciones el cine español huele muy mal.
Dentro de poco van a entrenar una película sobre Goya dirigida por milos forman, y ahí seguro que volveremos a tener la misma discusión.