He leído el mensaje con mucha atención y me ha parecido bastante interesante. Creo que el problema con ésta discusión, que ya viene de muy atrás, es la pretensión de llegar a una conclusión sobre la existencia o no existencia de dios mediante la razón, es decir, mediante un método científico.
Está claro que en ambos bandos, creyentes y ateos, a lo largo de la historia ha habido personajes notables, con un gran intelecto, que no han sido capaces de arrimar de forma definitiva el ascua a su sardina, es decir, de demostrar de manera irrebatible ni una ni otra cosa. Si no pudieron ellos, que dedicaron toda su vida a ese empeño y no tenían otro afán como el 3d que los distrajese, imaginaros nosotros. Es un poco pretencioso, ¿no? De todas formas, es muy divertido ver cómo unos y otros esgrimen argumentos científicos pretendiendo acorralar a sus adversarios ideológicos.
Todo queda pues al final, relegado a un tema de fe que no puede ser demostrado ni rebatido.
Personalmente pienso que es un debate vano, (aunque como ya he dicho muy entretenido), y que lo más interesante sería que cada cual encontrara su camino hacia lo trascendente, bien en una de las religiones al uso, bien en una a su medida o en cualquier otro terreno como pueda ser, por ejemplo, el arte. Deberíamos buscar los puntos en común en lugar de las diferencias.
Lo que parece claro es que la cualidad de ser o no creyente no es condición ni necesaria, ni suficiente para ser buena persona. En mi opinión, la frase: no hagas a los demás lo que no te gustaría que te hicieran a tí resume de manera ejemplar un modelo de conducta con el cual todos podríamos convivir en respeto más, allá de religiones, nacionalismos, color de piel, o cualquier otra diferencia circunstancial que nos haya tocado vivir. Saludos.