Sigo igual de pesimista que antes de este sorprendente brote de indignación. Apoyo en un 70-80% las propuestas de los indignados entre los que me incluyo, pero me temo que todo va:
A) mal encaminado o encauzado.
B) según lo previsto en el guión del nwoo.
C) hacia una anarquía descontrolada, donde una vez más los mismos seguiremos siendo los pringaos, los condenados a no salir de la mediocridad a pesar de haber visto la luz.
Ya no sé que creer, solo se que muchas cosas que leí sobre hipotéticos futuros que nos esperan, se van cumpliendo paulatinamente, respetando los espacios de tiempo necesarios y cautelosamente estudiados. Nadie regalara la libertad o la justicia a un precio tan bajo. Sobre todo, siendo libertad y justicia (o incluso democracia) términos inmensos y pantanosos, mucho lodo y tierra movediza. Y, más aún, si se me permite, cuando masas muy heterogéneas y diversas se apoderan de dichos términos. Pinta muy mal esta ecuación, con tantas incógnitas no sabes ni por dónde empezar a solucionarla.
El shock es muy grave, si todo esto ocurre de la noche a la mañana, como realmente lo está viviendo la inmensa mayoría de la población mundial, tan ajena al diablo y maquíavelo, tan atosigada por menesteres de su propia existencia y supervivencia.
Mi mejor consejo, para abordar y sobrevivir psicológicamente a cualquier avalancha que nos venga encima (y esta de camino), es encontrar nuestro equilibrio emocional, sentirse ser humano más que nunca, disfrutar de todos los sentidos que la vida nos ofrece (vista, oído, olfato, gusto y tacto), leer y aprender cada día un poco más, pero sobre todo, intentar desligarse, desvincularse de todo lo malo que nos rodea y que forma parte de nuestras vidas. En resumen, ser más animales que robots, más o menos.
Desde luego, no es síntoma de salud el estar bien integrado en una sociedad profundamente enferma.
Abrazos a diestro y siniestro, como dice Carleptos (casi me sale un pareado).