Hay quien creció jugando al fútbol, otros al escondite… y luego están los que pasaron la infancia construyendo fortalezas con Lego y salvando mundos virtuales en el ordenador. Pues bien, alguien en Alemania decidió que no tenía por qué elegir entre una cosa u otra. Al fin y al cabo, ¿quién dijo que los ladrillitos de colores no podían invadir la pantalla?

Un juego que se construye con las manos (literalmente)

Erik Liermann, un ingeniero y tecnólogo creativo de Colonia, se montó un experimento un tanto peculiar: un videojuego que se juega colocando piezas reales de Lego. Nada de mandos ni teclas raras. Aquí lo que manda es la mesa del salón y los ladrillos que llevan años escondidos bajo el sofá.


Del salón a la pantalla, sin perder piezas por el camino

El truco está en una cámara que mira lo que haces con los Legos. Colocas una torre, y pum, algo se activa en el juego. Tomas una esquina mal, y zas, vuelves al principio. Todo eso gracias a una cosa llamada visión por computadora, que no es más que enseñarle a una máquina a mirar con intención… como cuando uno busca el mando de la tele.

Un experimento entre padre e hija (y sin pantallas todo el día)

El motivo detrás de esta idea tampoco es un misterio. Erik quería jugar con su hija, pero sin tenerla todo el día delante de una pantalla. Así que se inventó este híbrido que une el mundo digital con el de las alfombras llenas de piezas Lego. Un rato de juego, un poco de física, algo de programación... y a la vez, tiempo en familia.


Ni comercial ni a la venta (de momento)

Antes de que alguien saque la cartera o prepare la lista de Reyes, hay que decir que Erik no tiene intención, por ahora, de convertir esto en un videojuego completo. Es solo un experimento. Pero viendo la idea, más de uno en Internet ya está pidiendo a gritos que Lego se entere y le llame. Porque esto, amigos, no es solo ingenioso… también es un negocio potencial con forma de ladrillito.

¿Y si Batman tuviera que cruzar un puente hecho por ti?

En redes, los comentarios no se han hecho esperar. Gente imaginando puzzles con personajes de Lego, aventuras que solo se resuelven montando estructuras con las propias manos. Como un escape room, pero sin tener que pagar entrada. Y sin riesgo de quedarte encerrado con desconocidos.

Juegos que se tocan, ideas que construyen futuro

Este invento abre una puerta rara pero interesante: ¿y si los videojuegos no fueran solo cosa de pantallas? ¿Y si volvemos a jugar también con las manos, sin renunciar a lo digital? Con proyectos así, tal vez el futuro de los videojuegos se parezca más a una mesa llena de piezas que a un sillón y un joystick. Y, con suerte, menos dolor para el pie cuando pisas una de esas piezas descalzo.