La condición de toxicómano, pederasta, prostituta, pertenencia de uno de los progenitores a una secta satánica, etcétera, entiendo que afecta negativamente a los hijos, al igual que una relación heterosexual del progenitor cuestodio puede perjudicar a los menores y servir de base para un cambio de cuestodia, pues lo mismo la de homosexual.
Opinión de un lector:
Bien por ese valiente juez que antepone la seguridad y el futuro sano de la menor a cualquier chifladura patológica con disfraz de progresía. La duda ante una situación de desarrollo afectivo anómalo de la menor exige, por simple cuestión de la más elemental cautela, fallar como la ha hecho el juez, aunque los colectívos heterofóbos alboroten, rabien o pleiten contra tal decisión.
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Sin palabras.