Vaya por dios, me sonó el teléfono en mal momento.
Vaya por dios, me sonó el teléfono en mal momento.
Muchos pensamientos y pocas acciones en este story. Vaya.
Ahora que soy inmensamente rico, me ha dado por aprender Blender
Volvió la hora de trabajar y l. E se colocó en su lugar de trabajo. Delante de el un tornillo tras otro iban pasando. En su trabajo l. E, era una persona extremadamente meticulosa, por eso le habían ascendido a el último eslabón de la cadena que era el control de calidad.
Pero esta vez la mente se le iba, imaginaba como su vecina se le insinuaba y le agarraba una pierna mientras le repetía la misma frase. La perfección es muerte, la imperfección es el arte.
Las horas pasaban lentamente para l. E, un sobresalto le devolvió de la ensoñacción. Una llamada telefónica, tenía un paquete a su nombre en la garita de vigilancia.
Pero si ahora estaba en medio de la parte erótica, Yorex. No me lo despiertes.
Dios, que estretchez de miras, qué lo mandé para la garita.Pero si ahora estaba en medio de la parte erótica, Yorex. No me lo despiertes.
Para la garita, pillasí ein, si es que hay que explicarlo todo.
Bueno, va. Una llamada interior le avisó de que alguien había dejado un paquete para el en la garita del guarda de la entrada de la fábrica.
Se encaminó hacia allí.
Del guarda no, hombre de dios, pero no habíamos quedado que la vecina era la guarda de seguridad?Bueno, va. Una llamada interior le avisó de que alguien había dejado un paquete para el en la garita del guarda de la entrada de la fábrica.
Se encaminó hacia allí.
Pues por eso.
Según se acercaba, un escalofrío le recorrió la espina dorsal, hasta ese momento nunca se fijó en ella. No sabía cómo se llamaba, ni de que color eran sus ojos, ni el tono de su voz.
Ahora ya la tenía delante, el brillo dorado le llamó la atención: m. Ortega. ¿m? ¿Marta, María, Mercedes?
Levantó la vista, verdes, sus ojos son verdes.
Tiene usted un paquete aquí. Me firma, por favor. Al inclinarse para firmar, l. E, se quedó muy cerca del escote de la vigilante que dejaba ver su lencería negra de encaje.
Nota Mental de Caronte:
(vaya desastre habéis montado yo me retiro, ahí os quedáis).
Cobarde, pecador.Nota Mental de Caronte:
(vaya desastre habéis montado yo me retiro, ahí os quedáis).
Sabes que tengo razón esto ha pasado de la intriga, al culebrón cutre y encima dando saltos mortales que muestran trompicones en la continuidad de la historia.Cobarde, pecador.
Bueno, va. Borramos el capítulo dos entero, y empezamos de nuevo. Donde dije donde digo Diego.