Por cierto, yo he tenido la mano descuajeringada por completo. Veía las estrellas en cuanto tocaba la mesa y no podía usar el ratón más que para urgencias y unos minutos. Chungo chungo. Lo que pasa que me quejo poco. Ahora con estos inventos estoy el día entero si hace falta y lo único que necesito es estirar las piernas de vez en cuando.
De hecho, desde que empecé el curso me pego unas panzadas de ordenador como en mi vida, pero nada, ni por esas. Cada día mejor.
Zaluos.