Cita:
Solo se alimentaba de un único plato de avena completamente frío. No lo calentaba para evitar el gasto de encender el gas y, de hecho, cuando murió lo hizo porque se atragantó con el espeso potaje de avena frío que estaba comiendo y que parecía más una especie de engrudo que una sopa.
Cuando estaba en su lecho de muerte se negó a que la atendieran enfermeros porque eran muy caros y pidió personas no profesionales que eran más baratas.
Alguien que se ahoga no tiene lecho de muerte. Se ahoga y punto. Y, además, no puede negarse a nada si se está ahogando. Aparte de eso, la historia mola.