En un cercanías de Castellón a Valencia viajaba un vagabundo, estaba muy lúcido en esos momentos a pesar de ser alcohólico, y nos contaba a un amigo y a mí, la experiencia que acababa de tener con la policía local.
Mostraba los signos en su cara magullada, le rompieron dos dientes a golpes, le hincharon un ojo, y con un mocho le fregaron la cara mientras le decían no te preocupes que te vamos a dejar guapo.
Todo esto ocurrió dentro de las dependencias de la policía local a las que fue llevado solo porque su visión molestaba a los transeuntes, no se metía con nadie, de hecho, era bastante conocido por estar casi siempre en el mismo lugar mendigando.
Lo llevaron a las afueras de Castellón y dijeron que no lo querían volver a ver por allí.
Al gimnasio al que iba yo hace tiempo acudían bastantes aspirantes a poli para prepararse las pruebas físicas, recuerdo a cinco que aprobaron, dos eran personas pacíficas, pero los otros tres eran unos chulos de mucho cuidado, y aún siguen siéndolo.