No soporto que luego no quemen esos carísimos trozos de madera (en algún momento me tenía que salir la vena valenciana, si hicieran lo que decían los de mi2, todo este tipo de fiestas serían más divertidas).
Tampoco soporto que me salga, en apenas 20 minutos y sin motivo aparente, una herpes en la comisura del labio.
Será castigo divino, pero no he pensado nada malo sobre los espagueti.