Creeis en dios?
A mí me gustaría que el ser humano valorase la vida por la pirueta química y termodinámica que supone la transformación de materia en vida y consciencia, no porque una suspuesta deidad amenace con mandarnos al infierno si nos portamos mal.
Aunque pienso que el ser humano no es malo ni bueno por naturaleza, son dos conceptos inventados al igual que dios, los seres humanos éramos unos animales que teníamos que matar para sobrevivir, para competir con otras especies y con la nuestra también.
Por ejemplo, cuando un león macho encuentra a una manada de hembras con crías, mata a las crías para que las hembrasentren en celo y la descendencia sea portadora de sus genes y no de los de otro. Esta misma conducta en un ser humano sería horrible, sin embargo, forma parte de la naturaleza y en el caso del león no es malo ni bueno, es como es.
El cerebro humano ha evolucionado como las ciudades, las partes más antigüas están hacia el interior. Dentro de nuestro cerebro existe un pequeño cerebro de reptil. Los reptiles no cuidan a sus crías ni juegan con ellas, a diferencia de los mamíferos. A veces nos comportamos como insensibles reptiles o cómo los mamíferos depredadores que somos.
En esta sociedad en la que el ser humano no tiene que cazar, ni comer carne cruda ensangrentada ni hacerse con el dominio de todas las hembras de su grupo, los instintos más primarios que nos sirvieron para sobrevivir están encerrados en nuestro interior y explotan en forma de violencia.
Quizás la iglesia no acaba de darse cuenta de que somos animales sociales, pero animales al fin y al cabo, y los términos de bueno y malo no tienen sentido en la naturaleza, donde sólo existe la competencia por transmitir la herencia genética a cualquier precio, incluso con lamuerte (salmón, Mantis religiosa, arañas, lemmings).
¿Por qué?
Porque es la forma de perpetuarse en el tiempo, de hacerse eterno, de vencer a la muerte. Pero la naturaleza es más sabía que eso y en lugar de crear clones de nosotros mismos que pervivan tras nuestra muerte, inventó el sexo (véase mitosis-meiosis), que permite que nuestros descendientes tengan más variación genética en menos tiempo, que no sean meros clones. Consiguiendo así no solo vencer a la muerte sino adaptarse a los cambios del medio ambiente.
No siempre fue así, al principio de la formación de la tierra la atmósfera era principalmente hidrógeno, es decir, reductora (véase reacciones redox).
Con la aparición de las plantas la atmósfera se llena de oxígeno y se hace oxidante, con lo que el mismo gas que nos permite respirar va deteriorando nuestro cuerpo y nos lleva a la muerte (de ahí todo el de los alimentos antioxidantes).
En la primitiva tierra el agua de los océanos estaba llena de moléculas orgánicas que servían de alimento a lo microrganismos unicelulares, no tenían que competir, había de sobra para todos. Pero conforme surgen seres más complejos el alimento va agotándose y los seres comienzan a devorarse los unos a los otros para sobrevivir, aparece la depreciación. Quizás el primer depredador sea la ameba unicelular, que fagocitaba a otros microrganismos.
En fin, que la competencia por el alimento y por tanto la violencia son naturales, así como el escaso cuidado de la descendencia por parte de reptiles, peces y anfíbios, así como los juegos y los cuidados de los mamíferos y como cualquier conducta que presente un ser vivo incluyendo la homosexualidad, bisexualidad, monogamia, poligamia, masturbación, canibalismo, etc.
Lo importante es que como conocedores de todo esto deberíamos ser capaces de valorar la vída en sí y no un dios que nos premiara cuando estemos muertos.
"Trate la historia como si todo el proyecto dependiera de ella porque,probablemente,así* sea" (Mark Adams)
Corolario: "La cafeí*na es tu amiga"