Bueno, aquí otra historia del abuelito. En su momento fue un poco traumático, pero ahora me Rio de todo ello y espero que por lo menos paséis un rato entretenido.
Sábado 22 de febrero de 1997. Noche.
Luna llena. Un día especial y raro.
Quedamos a las 17:30 en el parque para celebrar nuestro no cumpleaños.
Entramos en el club del alcohol de arguelles en donde vi a Eusebio y a su novia. Buen chaval. En el cuarto de baño Andrés, Oscar y yo hicimos nuestra tradicional chorrada de fine that. Luego nos fuimos al ligüero de Marta.
Primero, a mí me dió por dar uno de esos paseos míos por todo el local, diciendo cualquier tontería a alguna chica y presentándome. A una de ellas le dije que estaba solo y la pregunté cómo se llamaba. Así, como quien no quiere la cosa, se presentó y me preguntó si yo quería que me presentase a más gente. Le dije que sí, y me presentó a casi media discoteca. Unas cinco o seis chicas y otros chicos. Yo comencé a hablar, a charlar con una de ellas, una rubia muy bajita que era muy simpática.
Me molaba dar paseos entre la gente. Hubo un par de momentos que me crucé con una gordita y su amiga, y la gordita, que llevaba un pedo increíble, cada vez que me veía me miraba y se disponía a darme un morreo, pero su amiga más sobria se lo impedía y la regañaba.
Hubo otra situación graciosa y fue cuando estábamos Oscar, el Chester y yo junto a la chica primera que me había presentado media discoteca. Los tres intentando hablar con ella o flirteando mientras ella leía un papel con un de crispin jander.
--¿quieres que te invite a un chupito? --le propuse yo a la chica.
--como tú quieras.
--pero debe ser a cambio de algo. --miré el dinero que tenía, lo pensé mejor y la dije-- mejor, si no te importa, no te invito.
Les dije entonces al Chester y a Oscar que les invitaba yo a un chupito. Ellos aceptaron de mala gana ya que no les gustan mucho ya los chupitos. Pedí tres de burbon. Ellos se echaron las manos a la cabeza, y más aun se las echaron cuando les dije que pagaran cada uno dos chapas. Fue una estrategia un poco sucia.
Estuve un rato con mis colegas al fondo del local, me pedí otro chupito de lo mismo yo solo, pero luego me seguí perdiendo entre la gente. Me paré en la zona de la barra frente a los servícios (donde habíamos tomado el primer chupito) y vi a un individuo y a dos chicas a su lado. Le dije por todo el morro que me las presentara. El tío lo hizo y a mi pregunta de que si era novio de alguna me respondió que podía hacerme a cualquiera de ellas. No sé cómo fue, pero me vi morreándome con una de ellas y bebiendo un chupito que yo no había pagado. Yo no la vi muy pedo, entre otras cosas porque no estaba en condiciones de analizar a alguien en una situación en la que yo mismo estaba. Nos besamos apasionadamente, dentro de lo que cabe. La chica me cogía la lengua y se la tragaba. Hubo un par de veces que la dije que parara porque me hacía daño. Yo bebía del chupito y luego se lo traspasaba vía bucal. Qué guarrerída.
Estuvimos así algún tiempo, yo perdí la noción del tiempo y de dónde estaban mis colegas, la tocaba el culo, su piel de la espalda, creo que estaba buena. Más tarde me di cuenta de que la chavala llevaba un pedo encima que no se podía mantener en pie. La dije que salíamos afuera a que le diese el aire. Se me cayó en medio de la disco. La llevé afuera, intenté reanimarla, ella insistía en besarme. La llevé otra vez dentro del ligüero y bajé a los servícios. Entré con ella en el de las chicas (por cierto, mucho más guarro que el de los tíos) y echó la pota. Salimos fuera de nuevo, yo en camiseta. Tenía la cazadora y el jersey dentro, pero no podía dejarla sola. La dije que diésemos un paseo porque eso la vendría muy bien. Cada vez estaba peor, tenía que sujetarla con todas mis fuerzas para que no se derrumbase y aun así no pude evitarlo dos o tres veces. La llevé al parque que hay en esa zona, la seguía hablando. Un chaval se acercó y me ayudó a sostenerla, dijo que la sentara en un banco, yo vi una fuente y entre los dos le metimos la cabeza bajo el agua. Luego paré un taxi para llevarla a casa. Le pregunté a ella cómo se llamaba y donde vivía. Pude entender embajadores 110.
El taxista me dió una bolsa para que la chica vomitase. Se la sujeté durante el camino mientras la hablaba y la despertaba. Llegamos a la calle embajadores 110. El taxista se bajó y me ayudó a sacarla, aun así se estampó contra la acera.
El taxista se fue y ella y yo nos quedamos llamando al teléfono. Insistió durante más de cinco minutos, yo le pregunté quién había en su casa y me contestó que su hermana. Supuse que no habría nadie en casa y le dije que si conocía a alguna vecina de confianza que la abriera y la recogiera. Pulsó el botón de una vecina y ésta la abrió. Ella estaba muy nerviosa, casi llorando, me dió pena. Subiendo las escaleras la vecina tenía abierta su puerta y le preguntó: Loli, ¿te pasa algo? Ella ni siquiera se paró, negó y siguió subiendo. No me extrañaría que la vecina al día siguiente disfrutase contando todo el asunto a la vecindad.
Llamó insistentemente al timbre, me dijo que me fuera. Yo ya había hecho bastante, pero aun así me daba palo dejarla allí sola, sobre todo si no había nadie en su casa, tirada al pie de su propia puerta, pero ella insistió descontrolada en que me fuera, me empujó. Yo bajé las escaleras, salí del portal, fui calle arriba y a un barrendero joven le conté todo lo que me había pasado y le pregunté por un bar. Llegué al final de la calle y vi el bar, pero me pareció un bar de taxistas en el que mi entrada sería excesivamente chocante. Bajé otra calle, llegué a un parque, me pregunté que iba a hacer, me dije a mí mismo que en que líos me metía. Finalmente subí de nuevo la calle y cogí un taxi hasta casa, subí a por mil pelas y pagué.
×
Lo primero
+ Preguntar sobre
Configuración
Mi perfil
Contacto
- Animación y Rigging
- Hardware
- Iluminación
- Impresoras 3D
- Modelado
- Partículas y Dinámicas
- Plugins
- Postproducción
- Render y Cámaras
- Texturas y Materiales
Configuración
Mi perfil
Contacto
Citar