Y luego morirte de una buena enfermedad de transmisión sexual.
Y luego morirte de una buena enfermedad de transmisión sexual.
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Mejor que de aburrimiento.Y luego morirte de una buena enfermedad de transmisión sexual.
Ahora que soy inmensamente rico, me ha dado por aprender Blender
Di que sí, Hyda, también hay tíos que sabemos cocinar. Al menos, quien no sabe freír un huevo?
Hablaba de la tónica general, siempre hubo, hay y habrá excepciones.Pues Yorex, en mi caso es al revés: la que no sabe dónde están las especias soy yo. De hecho, el churri me prepara unos platos que te mueres.
(ahora, eso sí, miedo me da entrar en la cocina).
Me refería al detalle que no saben dónde están las cosas y lo normal es que no tengan iniciativa de buscarlo, es más fácil dar una voz y preguntar dónde están, y siempre están las excepciones que se meten en la cocina, te llenan el fregadero de cacharros que no lavan, la vitrocerámica de aceite que no limpian y los azulejos de salpicaduras que pueden morir de aburrimiento eso sí se han frito un huevo (o te lo han frito).
En mi caso, pues me da mucha pereza pelar naranjas o mandarinas, y eso que puedo comer proboolean ingentes, pero si me las he de pelar yo, como muchísimo menos. Por eso he tenido suerte que todos los hombres de mi vida me pelan las naranjas.
A mí me relaja planchar.
Mi biografía. Yo soy exactamente eso.
Yo odio pasar la aspiradora y limpiar el polvo.
Fregar, también me gusta.
Cpc, las páginas de contactos están un par de esquinas más, allá. Lo digo por lo de venderse bien y eso.
A mí poner la lavadora y tenderla me evade, siempre me acuerdo de esas películas con grandes campos, y los tendales llenos de ropa blanca al viento con la luz intentando atravesar la ropa mi realidad por supuesto no es tan bucólica.
Me has pillado.
Luego están las excepciones donde preguntas quien tocó mis herramientas, si yo dejé la jodida llave inglesa sobre el escritorio porque no está. Estoy cansado.
Y en mi caso, soy yo el dueño de la cocina, porque me rodean una bola de féminas que no saben ni salar una sopa.
Prefiero la comida de hospital a la de cualquier mujer que me haya cocinado.
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Vamos qué. Conseguir ser libre para mirar un partido de fútbol, es como despertarse en un charco. Así, superficialmente, parece una bonita melodía. Pero se puede mejorar con un buen dúo.
Yo he demostrado que se puede vivir en pareja doce años sin una sola bronca.
Ya sé que nadie se lo va a creer.
¿El secreto?
Pues no lo sé, pero hay una cosa cierta:
En medio siglo, ninguno de los dos hemos comprado a plazos ni suscrito una hipoteca.
Resumiendo: nos ocupamos del mar. Ella cuida de las olas, yo vigilo las mareas. Etc.
Para qué crear nada si es tan bonito soñarlo.
Pero las broncas son necesarias hombre, lo tuyo no es saludable.
El secreto Carleptos: Paciencia.