Vaya, al contacto físico con gusanos o lombrices o larvas. Me di cuenta de que mis reacciones eran desmesuradas a los 12 años.
Me pegué tal susto al encontrarme un gusano en la lechuga.
Que salí corriendo de casa.
Ahora no salgo corriendo, pero las ganas no me faltan.
Sé que las especies que habitan en España y con las que yo pudiera tener contacto.
Son inofensivas para el ser humano.
Pero me desatan un miedo irracional.