Tengo que contaros. Si no reviento. Un caso muy extraño. Que sucedió en mí aposento. Y concretamente. En mi paleta de pintor.
Excelente.
Yo tenía, y tengo, (como podéis ver) varios pinceles.
Gordos, finos y entrefinos, para óleo o acuarela.
Para pintar al nene o a la abuela.
Entre ellos tenía un pincel, que era muy presupuestomido y antipatico.
Se pasaba la noche humillando a los otros pinceles baratos.
Yo soy el artista. -decía el pincel-. Yo pinto mejor que nadie.
Mejor que el pintor que me usa.
Por eso los otros pinceles me tenéis pelusa.
Extraído del pincel calvo de gloria fuertes.