Unos colegas llevan tiempo practicando Kung-fu con un supuesto maestro Shaolin, un tal huang José aguilar (no, el nombre no es coña).
Alguna vez he comentado el tema con ellos y por lo que me han dicho, es el arte marcial más inservible de la tierra. Eso, o el hombre este es un flipado de la vida y sólo les enseña lo más espectacular para que sus alumnos salgan embobados de clase.
De lo contrario no me explico cómo es posible que les enseñe que para evitar una patada frontal a media altura haya que agacharse de manera estrambótica, hacer medio mortal con tirabuzón inverso y arrearle al agresor en la 4º vértebra interior del duodeno.
Vamos, que queda muy bonito cuando lo prácticas en clase porque sabes lo que va a hacer tu compañero, pero si te pasa en la calle de la que intentas esquivar la patada te incrusta los dientes en el colodrillo.
En mis años mozos practiqué Tai Chi con un tal max, un ecuatoriano que sabía absolutamente de todo. La gente no le suele tomar en serio porque te cuenta cosas verdaderamente difíciles de creer, algunas típicas fantasmadas de película. Un día en clase, a uno de los graciosos de turno se le ocurrió retarle a que hiciera alguna de esas cosas de las que presupuestomía. Bien, pues el tío pilló un periódico, se concentró, lo soltó en el aire y antes de que cayera le arreó un viaje que lo partió en dos mitades perfectas.
Lógicamente, me quedé tal que así.