Supergirl desglose de efectos visuales

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Después de meses de cámaras, cables y cafés fríos, el rodaje de Supergirl: Woman of Tomorrow ha llegado oficialmente a su fin. James Gunn, uno de los capitanes al timón de DC Studios, lo confirmó en su cuenta de Threads con una respuesta digna de quien ya está pensando en el siguiente lío: Sí, ya está. Con eso, la película entra en la fase mágica donde los ordenadores hacen que volar parezca fácil y las explosiones no requieran bomberos: la postproducción. El estreno está previsto para junio de 2026, así que todavía hay tiempo para pulir cada efecto, cada sonido y cada plano dramático en el que alguien mira al horizonte con viento en el pelo.

La elección de la heroína: un dragón suelto en Krypton

Todo empezó a tomar forma cuando Milly Alcock, que venía de domar dragones en otra galaxia (bueno, en House of the Dragon), fue elegida para interpretar a Kara Zor-El. Fue en enero de 2024, aunque según Gunn, ya tenía su nombre anotado en un post-it desde antes de que empezaran las audiciones. El rodaje arrancó en enero de 2025 y fue todo un tour internacional: Londres, Escocia, Islandia... una luna de miel con presupuesto y efectos especiales. La dirección corrió a cargo de Craig Gillespie, un tipo que ha demostrado saber contar historias de personajes complejos sin que todo explote cada cinco minutos. El guion, escrito por Ana Nogueira, logró algo inusual: dejar a Gunn sin palabras… de las malas, claro.

Una historia con más polvo estelar que purpurina

La película se basa en una miniserie de cómic que no va de salvar gatos ni de sonrisas perfectas. Supergirl: Woman of Tomorrow cuenta la historia de una Kara que no está para fiestas. En lugar de llegar a la Tierra en pañales y con una mantita, esta Supergirl pasó sus primeros 14 años en una roca perdida viendo cómo todo su mundo se desmoronaba. Luego, ya con edad de hacer terapia, aterrizó en la Tierra. La historia arranca cuando, para celebrar su 21 cumpleaños, Kara se va a un planeta con sol rojo (que sería el equivalente intergaláctico de irse a un retiro sin Wi-Fi) y acaba aliándose con una niña alienígena, Ruthye, que busca venganza. Juntas, más un perro que vuela (Krypto, el Superdog), se embarcan en una odisea cósmica con más drama que una cena familiar en fiestas.

No es la prima dulce de Superman

James Gunn ha dejado claro que esta versión de Supergirl es más intensa que una taza de café triple. Según él, la diferencia entre Superman y Kara es como la que hay entre crecer en una granja tranquila o en un apocalipsis espacial. Mientras Clark Kent aprendía a lanzar heno y a decir sí, señora, Kara sobrevivía a catástrofes y traumas. Así que, cuando llega a la Tierra, no viene a sonreír y posar: viene con cicatrices (emocionales y alguna que otra física, probablemente). Esta visión más cruda es parte del plan general del nuevo DCU: mostrar a los héroes como algo más que figuritas de acción.

Un reparto que parece sacado de una reunión interplanetaria

Aparte de Alcock, el reparto incluye a Eve Ridley como Ruthye, una niña que pide venganza en lugar de muñecas. Matthias Schoenaerts da vida a Krem, el villano con nombre de yogur amargo. Y, como guinda del pastel explosivo, Jason Momoa aparecerá como Lobo, un cazarrecompensas alienígena que probablemente necesite más desodorante que diálogo. También se suman David Krumholtz y Emily Beecham, que interpretan a los padres kriptonianos de Kara, esos que uno solo ve en flashbacks entre lágrimas y explosiones.

Lo que se viene: más allá de la capa y los puñetazos

Con una historia que mezcla western espacial, drama existencial y viajes intergalácticos (todo muy normal), esta Supergirl no es solo otra heroína con capa. Es alguien que se pregunta si salvar el universo compensa las pesadillas. Afortunadamente, todavía queda un año para prepararse, comprar palomitas y discutir si el perro debería tener su propia película. Lo único seguro es que esta vez, volar no será solo cuestión de efectos especiales, sino de enfrentarse al pasado… con estilo y, esperemos, con algo de música épica de fondo.