Hasta el 17 de agosto, el Lavoir Numérique en Gentilly acoge una exposición que no trata sobre la magia del cine de animación, sino sobre cómo se cocina esa magia. El título lo dice todo: Detrás de la pantalla, la fábrica del cine de animación. No hay elfos trabajando, pero sí muchos estudiantes, directores y una buena dosis de paciencia.

Técnicas animadas más allá del dibujo bonito

La muestra recorre las principales técnicas que se usan para crear animaciones: stop-motion, animación 2D y 3D. En otras palabras, todo lo que se puede hacer moviendo muñecos, dibujando cuadro a cuadro o dejando que el ordenador lo haga mientras uno finge que sabe programar. El visitante puede seguir el proceso desde los primeros bocetos hasta los ajustes finales que nadie nota pero todos disfrutan.


Cortos de estudiantes realizados con con mucho esfuerzo

Para no quedarse en la teoría, la exposición incluye proyectos de fin de estudios realizados por el alumnado de la Escuela Georges Méliès. Algunos ejemplos destacados son cortometrajes como Goodbye Mamajee, donde se puede comprobar que la animación es bonita, pero también exige mucha más cafeína de la que es saludable.

Una película exclusiva realizada solo para esta ocasión

Oriane Gros, que además de co-comisaria es realizadora, decidió que no bastaba con mostrar cosas ya hechas. Así que se animó nunca mejor dicho a crear una película en stop-motion especialmente para esta exposición. Así el visitante no solo ve cómo se hace una animación, sino también cómo alguien decide voluntariamente meterse en semejante lío por amor al arte.


Dónde, cuándo y cómo no perderse esta exposición

La exposición es gratuita, lo cual ya es una buena noticia. Se puede visitar de miércoles a viernes, entre las 13:30 y las 18:30, y también los fines de semana hasta las 19:00. Eso sí, los días festivos se toman descanso, igual que los personajes animados cuando el animador se olvida de moverlos. Para llegar, basta con subirse al RER B, al tranvía T3a o a un autobús con buena voluntad y GPS.

Lo que uno se lleva al salir es más respeto por la animación

Después de recorrer la exposición, lo más probable es que el visitante nunca vuelva a ver una película de animación con los mismos ojos. No porque cambie su vida, sino porque ahora sabrá cuántas horas lleva animar un parpadeo. Como diría cualquier animador: Si parpadeas, lo tienes que volver a dibujar.