Y así fue como comenzó todo
Era mi primer (y último) año de universidad, yo estaba lejos de casa en una pensión, con un amigo del instituto que también se había venido. Así que apenas contaba con recursos propios. Ocurrió un día que el cabrón más tío de entre los profesores habidos y por haber (de esos que dejan a un 80% de gente de 1º con una asignatura suspensa, habiendo acabado incluso con matrículas hasta las de 5º de Carrera), nos recetó un trabajo de investigación, que, por sus santos coj, tenía que ser presentado a ordenador.
Ya que no contaba con el en la pensión, allá fuimos, a buscar un cyber.
Resultó que al par de semanas de estar allí buscando información, formateando las páginas y demás, apareció un grupo de chicas de una academia de peluquería. Fruto del aburrimiento, me quedé observando y pensé estas van directas al Irc (que por aquel entonces se estaba empezando a poner de moda). Como tenía bastante conocimientos de informática, abrí el Mirc, entré en el canal del cyber y esperé conexiones. Una vez que entraron, identifiqué a cada una por supuesto y la tomé con una. A esta le toca vacile.
Y tanto. Me pasé unos 5 meses hablando con ella vía Irc, haciéndole creer que estaba en otro cyber, vacilandola, diciéndole que si a ver si iba por allí, si venía ella, y demás, con la gracia de que cada vez que le insinuaba algo, ella lo comentaba con las amigas y mi amigo y yo nos reíamos un rato.
Coincidió que un día se sentó justo a mi lado, pero conseguí salvar la situación girando un poco la pantalla, yo veía las dos, pero ella sólo la mía, y curiosamente, ella sólo hablaba conmigo, así que, ya que la chica se tomaba mi broma algo en serio, decidí dejar el cuento y decirle que todo era una pequeña broma.
Menudo cachondeo, la pobre roja como un tomate, poniéndome a parir de arriba a abajo por haberla tenido todo ese tiempo al lado y no decirle nada y haber alargado tanto la broma. Nada más, los dos meses siguientes cruzamos algún hola y adiós y algún que otro comentario jocoso.
Acabó el año y volví mi ciudad, la universidad no iba conmigo, y necesitaba algo más directo, así que, me quedé a estudiar aquí, ya no la volvería a ver, pero tampoco me preocupaba.
Curiosamente al final de ese año, el 24 de diciembre, me llega un mensaje al móvil, de número desconocido, felicitándome las navidades. Tras un cambio de mensajes preguntando quién era, me pone soy yo, x en el Irc, ¿recuerdas?
Vaya, que sorpresa, nos habíamos cambiado los números, pero yo ni lo había apuntado. Después de eso, cada navidad durante 7 años intercambiabamos un par de mensajes, si acaso, excepcionalmente, uno o dos más el resto del año.
Finalmente, el año pasado, hacia mayo, cambiamos un par de mensajes, casualmente iba a salir por la misma ciudad que yo, y posiblemente la misma zona. Bueno, tal vez nos veamos, pero a duras penas nos recordaremos, de todas formas, si no te veo, igual te llamo. Fueron mis palabras.
Sali con unas amigas, y al rato sonó mi móvil ¿dónde estas? Voy para ahí y nos tomamos esa copa que no tomamos hace 7 años.
Sin idea de cómo iba a hacer para conocerla, fui hasta la puerta y esperé fuera, pero buf, pleno mayo, día festivo en Galicia, a tope de gente, ni de coña. Ni de coña. Hasta que apareció ella, y vaya si la reconocí, curiosamente era ella la que no se acordaba de mí.
Y desde ese día, hasta ahora, y pese al relativamente poco tiempo que hace que la conozco, puedo decir que me ha sorprendido gratamente, siendo la mejor entre las mejores personas que he conocido.
Así que, sí, lo reconozco, yo he ligado por internet.
Y sí, también lo reconozco, quiero a ese profesor cabrón.
Última edición por Kinematix; 25-01-2007 a las 17:42
Los sabios hablan porque tienen algo que decir, los tontos lo hacen porque tienen que decir algo.