Hola. Anoche cenamos con unos amigos y como de costumbre, aparecen los recuerdos. Uno de ellos, contó una vieja historia suya que ya conocíamos, pero que el no se cansa de contar. El hecho es que después de que le sucediese a él, les sucedió a otras personas más lo cual lo transformó y algo más, como decirlo, ¿creíble? El polaco (así lo apodamos a mi amigo por su ascendencia, a mí me dicen el gallego el tano, y así es la cosa por aquí) era compañero mío cuando estudiábamos fotografía. Una noche, en que volvíamos muy tarde con nuestros equipos a nuestras casas, yo tomé el colectivo (bus o autobús, no sé cómo le dicen allí afuera) que me llevaba a mi casa y el polaco se quedó esperando el que debería llevarlo a la suya. El tema es que su colectivo, era de lo más parecido a un antibiótico, con forma de capsula, rojo, línea blanca al medio y se lo tomaba cada 8 horas, la cuestión es que se clavó como una hora hasta que llegó. Lo vio venir muy despacio y lleno de luces muy brillantes, parecía adornado con luces de fluorescente. Se sienta en el último asiento, y comienza a mirar por la ventanilla. Pasan los minutos y le empieza a llamar la atención algunos detalles. Había 7 personas contando al chófer y sin contarse el mismo. Todas, parecían congeladas mirando hacia adelante. Había una pareja que en los 15 minutos que duró el viaje, no se dirigieron la palabra ni se movieron. Había una señora con un niño de unos 5 años y el niño parecía congelado también, al llegar al puente del río (que separa la ciudad de Buenos Aires con la provincia de Buenos Aires) el colectivo se detiene y las puertas se abren. El chófer apaga el motor y abre las puertas. Todos se empiezan a bajar, el polaco no entendía nada. Faltaban como 10 km para llegar después de cruzar el puente, bueno (pensó), se descompuso el colectivo. Cruzó el puente a pie, era una linda noche, y justo a mitad del puente, ve venir oro colectivo. Corre y lo alcanza. Le pregunta al chófer que le había pasado al anterior que se quedó atrás y este dijo que no sabía porque el que venía detrás como a 30 minutos después, no había visto el otro colectivo detenido. El polaco tampoco vio a ninguno de los pasajeros que abandonara el anterior colectivo (cosa que sería natural pues reanudarían el viaje), al otro día, la madre del polaco, le preguntó porque había llegado tan tarde, y le cuenta que, durante la tarde de ese día, mientras nosotros estábamos aislados del mundo en un laboratorio hasta la madrugada un 148 (la línea que el usaba para viajar) había caído al río y murieron 7 personas incluido el chófer y un niño de 6 años. Este suceso, se repitió varias veces más a otras personas durante unos años. Dicen que dejó de pasar, cuando en los 90, el gobierno de la ciudad decidió limpiar el río de dónde sacaron el colectivo.
Cuenten sus historias, a mí me encanta (aunque no creo un soto de todo esto, para mí el polaco se fumó algo y no convidó). Saludos.