Una vez cubiertas nuestras necesidades básicas la felicidad ya no depende del dinero, sino de otros miles de millones de pequeños detalles.
¿Qué pasa? Que las necesidades básicas de hoy para muchos, valen una pasta. Y sin ellas no son ni mínimamente felices.
Seguramente está chica no sea feliz con unas sandalias para la playa en verano y unas botas para el frío del invierno, seguro que se recorre los centros comerciales en busca de zapatos a la última moda, aunque ya tenga en el armario mínimo 10 pares.
Hace poco en un programa de cuatro de economías domésticas, vi el caso de una mujer casada que para mí era adicta a comprarse ropa, zapatos, bolsos, etc.
Entre los dos, metían en casa cada mes más de 6.000 euros largos, y aun así, iban camino de la ruina.
El dinero no te da la felicidad porque esos 4 millones que para muchos serían una fortuna, para esta chica, y dependiendo de sus necesidades, quizás puedan ser calderilla y terminarse muy pronto.
El cerebro percibe más estímulo en terminar los pequeños retos del día, que en echar un polvo y ganar 4 millones. Eso os lo puedo garantizar.
Todo aquello por lo que nos quejamos a diario es lo que nos mantiene vivos y en muchos casos mínimamente felices.
Las dificultades del trabajo, de un proyecto, se ven recompensadas al final. Y hacen que el tiempo libre posterior se disfrute de verdad.
Es probable que está chica resuelva su vida económicamente vendiendo su virginidad. Y luego veremos si sabe administrarla, ahí nos quedará la duda, pero de lo que sí estoy seguro es que la felicidad no la va obtener con esa venta. Y con el tiempo no me extrañaría que le hiciese más bien que mal, si una ganancia así, y la búsqueda del dinero fácil, elimina nuevos retos en su vida, seguramente con el tiempo, al final se lo gastara todo en medicamentos para la depresión.
Esto no tiene nada que ver con la dignidad ni con la religión como algunos han querido insinuar. Ni siquiera con una mentalidad de trabajo o no trabajo, tiene que ver conceptos básicos de psicología humana.[/quote]Si un día te pillo en una quedada.
Te emborracho y te llevo de fulanas o al menos lo intento.