Hace frío en la ciudad de corndale. En un mundo de fantasía, en una época que aún se resiste a entrar en la industrialización. Nieva sobre las frías calles de pavimento victoriano, y mientras todo el mundo sale del trabajo para volver a casa.
Los niños entran para cenar y acostarse y dormir calentitos. Alguien está fuera en la calle.
Esta es la historia de Eric, un niño de 10 años que no cae demasiado bien. Un niño feo y soñador con poco que hacer, sin estudios, pobre, que se pasa el día en las nubes.
Los padres de Eric son muy pobres, vive con su hermana y su madre en una buhardilla, en una casa de huéspedes regentada por una huraña y vieja señora, mientras su padre está en la guerra con un país vecino.
Tras encontrarse con el grupo de niños más afortunados y no conseguir nada de dinero ni de ayuda, Eric vuelve a casa cabizbajo.
En el camino se topa con el señor Maxwell rudinger, llegado hace dos semanas a la ciudad, pero ya conocido en el barrio, un hombre de mediana edad, que vive solo, y al que nadie conoce en profundidad.
Tras una charla rápida, Maxwell le da algo de dinero a Eric, y una bolsa de comida que llevaba para casa, y le insta a no salir de casa esa noche. Se acerca una tormenta.
Rudinger lo observa y sonríe, se da la vuelta y caminando bastón en mano se dirige a su casa, donde escribe, donde recopila, dónde ve cómo se escribe la historia secreta de los héroes sin rostro, de los que nos sacaron de las sombras más negras, de las más oscuras, de las que tampoco tenían nombre ni lo necesitaban.
De las peores de todas, de las invisibles, y de las que vivían en nuestro corazón.
Eric llega a casa a darle las buenas noticias a su madre y a su hermana, tras pasar al lado de su casera, la sra, tinkers, y recibir una serie de comentarios y miradas despectivos, Eric sube por las escaleras hasta ver a su madre y a su hermana que leen a la luz de una vela en su buhardilla, mientras ven el cielo nocturno de corndale iluminado por la luna y las estrellas. La buhardilla es y solo hay dos camas, pero es acogedora.
Eric le da la comida y el dinero a su madre, que está encantada. Pone una de las monedas debajo de la almohada de su hermana, justo al lado del diente de leche que se le ha caído hoy.
Eric ayuda a recogerlo todo, y su madre se acuesta, el se queda en el alféizar de la ventana de la buhardilla, viendo la ciudad, oyendo las risas que salen de las ventanas iluminadas por la luz eléctrica que ellos nunca poserán.
Por el callejón, ve a traesto, un perro callejero del que es amigo, el cual escarba en la basura felizmente. Traesto es un perro grande y muy peludo, de color vainilla, que siempre muestra una lengua grandísima y una pasión por correr, saltar y explorar desmesurada.
Eric le sonríe, le silba desde la ventana y traesto la ladra saludándole.
Algo pasa, Eric ve tras del perro una sombra difusa con grandes ojos brillantes amarillos, que se acerca con grandes garras de oscuridad hacia él. Eric le grita que corra, pero traesto no entiende y solo ladra hacia la ventana de Eric con felicidad. Eric sale corriendo, coge su espada de madera, con la que juega de vez en cuando y baja las escaleras del caserón, ignorando los gritos de la sra. Tinkers, que grita abrazada a su chal sujetando una vela desde su cuarto.
Espada en mano, soportando el viento frío y la nieve, Eric corre hacia el callejón, traesto se gira y ve a la sombra y a Eric, y empieza a gruñir. La sombra se gira hacia Eric e intenta metersele por la nariz mientras el cuerpo se le queda frío y entumecido. Traesto salta propinando un mordisco a la sombra, la cual emite un chirrido desagradable y suelta a Eric. El muchacho se levanta desorientado, y reuniendo sus fuerzas coge su espada.
Tras un intenso combate, la sombra desaparece y se hunde en el suelo. Eric exhausto mira hacia la calle y ve lo peor, más de esas sombras intentan acercarse a la casa. Ante el portal, con traesto a su lado, Eric pelea con ellas haciéndolas desaparecer, evitando que perturben la paz de la gente a la que quiere.
Tras la lucha, Eric intenta entrar en la casa, la sra. Tinkers le niega la entrada alegando que es un mentiroso y un criminal. Ante la negativa, decide ir al hostal de pobreza, dónde traesto a veces pasa la noche.
Una gran horda sombría y monstruosa se cierne sobre corndale, y mientras todos duermen, festejan, o están tranquilos en casa, Eric, ayudado por traesto, deberá defender la ciudad, solo. En este juego nos centraremos en mostrar la figura del héroe anónimo y trágico, que pelea solo, vive solo, y quizás, muere solo.
Durante la noche, Eric limpiara los barrios de oleadas de sombras, hasta que ve a rudinger en la calle, que había intentado en vano enfrentarse a una sombra particularmente grande, tras ayudarle, le contara que las sombras no las ve todo el mundo, que la población las acepta, que nos evitan soñar, pensar, imaginar, que convierten el mundo en un lugar frío y pueril, dominado por la arrogancia y la superficialidad, dónde se opta por el camino fácil, la procrastina y el consumismo como opción para llenar la vida.
Rudinger le bien del libro, de cómo no puede ayudarle, de que está solo y de que si el no encuentra el camino, nadie lo hará, pero aún no está todo perdido: el libro profetiza que la gran sombra aparecerá en el castillo, y que si va allí ahora, aún podrá vencerla ahora que es débil y pequeña.
Eric decide pelear por gente que no lo haría por él, primero va a salvar a los otros niños y a los habitantes del barrio. Y tendrá que librar de nuevo una batalla a contrarreloj para finalmente acudir al castillo, a enfrentarse a su destino.
Llegara un punto en que una gran sombra se cierne sobre la ciudad, y las sombras pequeñas deciden que Eric es una molestia a eliminar.
Al llegar al castillo, el punto más alto de la ciudad, y único lugar dónde puede optar a atacar a la sombra que drena la imaginación y la vida de la gente, los guardias le toman por ladrón, y tendrá que huir de disparos, ballestas, policías, y demás, que sencillamente no ven a las sombras.
La batalla final será en los tejados del castillo, cuando la sombra en forma de monstruo nube con garras se encarama a las torres y almenas luchando con Eric. La batalla acabara con Eric herido, y sin darle nadie ningún crédito por nada, a la mañana siguiente, volviendo cojeando y sangrando a casa, ve la destrucción dejada por las sombras, todos se preguntan que ha pasado, pero parecen más preocupados por sus casas y sus coches que en un niño herido.
Eric cae inconsciente (¿o muerto?) ante la puerta de su casa.
El juego sería una narración del señor Rudinger, que contaría como alguien pequeño y débil saca fuerza de la flaqueza y vence al mal, sólo para acabar sin crédito ninguno, repudiado y solo. Un héroe anónimo, que hizo que el mundo diera una vuelta más, y que ni siquiera tiene suficiente dinero para comer todos los días.
Querría centrarme en hacer una historia de valor y fe, alimentado con escenas de amistad y cariño entre Eric y traesto, que esa noche solo se tienen para protegerse el uno al otro, y cada uno es en definitiva, el único amigo del otro.
Durante el juego, iras recogiendo unos trozos de papiro escondidos por el mapeado, si los encuentras todos, habrá una escena final extra.