No es fácil iniciar esta pequeña biografía 3Dsera (si se me permite el término) sin elegir un principio correcto y que de sentido a cómo me inicié en esta afición. Así que habrá que retrotraerse a un lejano año de 1995, año en el que se puso a la venta en la internet de la época, los quioscos, un primer fascículo con el programa 3D Studio para su versión Ms-Dos.
Pero antes que eso hubo un CD muy especial que regaló la revista PcManía sobre Alias Wavefront. Dicho CD contenía artículos y tres vídeos musicales con el contenido digital que se había creado durante el año 1993 hasta 1995. Vídeos que veía una y otra vez, embelesado por lo que se podía hacer con un ordenador y un programa para diseño 3D.
Me puse a investigar sobre cómo podría conseguir uno de esos programas, y un compañero de clase me dijo que costaban la friolera de un millón de pesetas. Dando al traste con mi ilusión de querer adentrarme en el mundillo.
Y dando un pequeño salto en el tiempo de meses aparece mi hermano con un fascículo bajo el brazo, el famoso fascículo de 3D Studio y con el programa de regalo.
La juventud hace que tengas muchos pájaros en la cabeza y te ves en poco tiempo haciendo un dinosaurio como los de Parque Jurásico, sin embargo, no pasaba de poner primitivas y al final la frustración hizo que abandonase y me dedicase a usar el ordenador para jugar y el resto de la década a darle a la PlayStation 24/7. Pero la semilla ya estaba plantada.
En 1999 me metí a aprender programación y me olvidé por completo de todo aquello del diseño 3D. Los años siguientes los dediqué a programar por mi cuenta y a realizar un par de programas de gestión en el trabajo que tenía, que nada tenía que ver con el puesto que ostentaba y que me hizo trabajar como un gilipollas desde mi casa después de estar diez horas y media metido en un almacén.
No fue hasta 2004 que realicé un segundo intento con él, de nuevo, 3D Studio 4. Aquí duré un poco más por haberme comprado un libro de la editorial Anaya (que no dejaba de ser la documentación impresa). Pude hacer algunos objetos, comprender qué eran los vértices y las caras. Y de nuevo lo acabé dejando por no tener un objetivo claro sobre para qué y cómo podría usar lo que estaba aprendiendo.
El tiempo fue pasando y me acabé cansando de la programación, aparte de aquellos dos programas solo hacía programas pequeños para mí y de uso limitado; lejos de aquello estaba el diseño de juegos. Siempre quise hacer un juego, pero el no saber dibujar hacía que esa idea se estrellase después de pensarla. Me encontraba en un punto muerto y bastante descontento con todo.
En 2006 algo hizo click. Pero para ello hay que explicar algo antes: ya no programaba y lo estaba empezando a dejar de lado, los videojuegos ya no me llamaban en absoluto (me gastaba 60 € para jugar tan solo 25 minutos —el último fue Resident Evil 4 de PS2 y dije: "Venga, hasta aquí."—), y aquí es donde viene el click.
Estaba leyendo un manga, y según leía me dio por pensar: "Ojalá supiese dibujar para plasmar algunas historias que tengo en mente". Con esto me acordé de aquellos intentos con el 3D, lo normal hubiese sido aprender 2D, pero me tiraba más el uso del ordenador para esos menesteres. Rápido me puse a investigar y di con este foro y con el extinto "Arte y diseño".
Aquí supe del programa gratuito Blender y me lo descargué en su versión 2.41 junto con el manual de Morcillo en pdf, con desastrosos resultados. No me apañaba con la forma de manejarlo, la cámara se me volvía loca y era incapaz de volver a ponerlo correctamente, el manual tampoco ayudaba en nada porque más que para principiantes era para nivel medio. Modelar una plancha y un personaje de nuevas era imposible de primeras, por muchos pasos que se describiesen. Así que me fui de nuevo a 3D Studio 8, y esta es una época algo convulsa.
Durante los meses siguientes no hacía más que cambiar de programa: Maya, XSI y Cinema 4D. Con este último estuve bastantes meses por ser más cómodo y por disponer de aquella revista digital (C4Des) que te ensañaba algunas cosillas. No obstante, no me encontraba lo suficientemente a gusto por tener que hacer uso de software pirata y durante mis lecturas diarias al foro vi que Blender iba cada vez más arriba y que su versión 2.43 era mejor que la 2.41, pero lo mejor de todo fue el anuncio de la usuaria Megacat de la salida de su libro sobre iniciación con Blender.
Al final me decidí por usar solo este software para mi tranquilidad y por enfocarme en lo que realmente quise hacer: tebeos.
Huelga decir que desde entonces no he cambiado ni probado otro programa que no fuese Blender.
Modelaba, sobre todo, objetos pequeños hasta que me atreví con vehículos y alguna que otra consola, así como un primer intento de Juana de Arco. Las piernas me salieron estupendamente, pero después era un aborto y lo dejé sin perder el ánimo con la siguiente frase: "No mires lo que no puedes hacer, sino lo que has hecho hasta ahora". Y es que de no saber nada a modelar todos esos objetos levantaba la moral.
Fui constante y en 2009 realicé mi primer personaje de manera satisfactoria: Juana de Arco, siguiendo el famoso tutorial.
Después de eso ya me veía con vía libre para poder empezar con el cómic, pero no caí en un detalle: ¿Cómo iba a plasmar mis ideas, mis diseños propios de personajes si no sabía dibujar?
De nuevo otro escollo que solventé rápidamente, me puse a aprender a dibujar solo caras. De frente y de lado, y así estuve una buena temporada dibujando sin parar (nueve años) hasta que quedé satisfecho de plasmar lo que imaginaba en la pantalla. Alguna vez tuve alguna crisis por no ver avances claros y pensar que sería un muro insalvable.
En 2014 perdí un poco el foco por querer plasmar esas ideas en videojuegos, y sin pensarlo mucho me lancé a crear mi primera —y última— aventura gráfica con AGS (otro programa gratuito para crear este tipo de juegos). Tres años estuve trabajando sin parar hasta que pude finalizarlo y ponerlo a la venta en Steam.
Pensándolo fríamente no debería haber hecho un juego y es que no darle a los juegos desde hace once años pasan factura. Demasiado sacrificio y tiempo para tan poco crédito y el robo de claves por parte de dos usuarios rusos de Steam fue todo lo que saqué.
Aquí hago un alto para explicar que advertí a Steam del problema señalando a ese par de usuarios y con pruebas del robo. Steam se lavó las manos (sería más importante proteger a esos usuarios que no al tío que se dejó 100 € para publicar en su tienda) así que sin esperar ni un minuto di de baja el juego de esa plataforma y ponerlo de forma abierta y gratuita en itch.io.
Después de ese traspié volví a recuperar el rumbo, pero con una variación. Realizar libros con algunas ilustraciones y más adelante puede que realice el cómic.
Actualmente ya publiqué mi primer libro en Bubok con portada diseñada por mí con Blender y ahora está en proceso de corrección el segundo. Que es el que me dió la idea de meterme en el diseño 3D.
Todo esto lo hago sin ánimo de lucro y por mera afición. No me he planteado nunca buscar empleo en este sector porque no me veo con el nivel necesario para entrar.