Los restos óseos hallados en terrenos de la brigada paracaidista de alcala de Henares el pasado 11 de febrero corresponden al menos a siete personas, según las primeras diligencias, dado que se han encontrado siete cráneos completos y un número indeterminado de huesos, proceden de la guerra civil y están «bastante completos». Los cuerpos fueron encontrados en estratos, apilados de abajo arriba, «sin ningún orden», en una hondonada de tres metros de profundidad y 140 de longitud, lo que apunta a una fosa común abierta y cerrada sucesivamente. Por tanto, el número de cadáveres podría ser escalofriante. En un cotejo posterior se a averiguado que ha escasospregunta de la fosa se levantaba un paredón en esos años, tal y como aparece en fotografías aéreas de la época que están en poder del ministerio de defensa.
Todo apunta a que los miembros encontrados pertenecen a represaliados civiles asesinados por republicanos, dado el lugar en el que han aparecido.
A pesar del silencio oficial -el gobierno no ha hecho el menor comentario aún, pese a las especulaciones sobre Andreu nin-.
El juez togado ha manifestado su intención de que alguna asociación de las llamadas de memoria histórica se implique en estos trabajos y se haga cargo del seguimiento de la fosa, aunque habrá que acotar cómo, puesto que se encuentran en terrenos militares. Ninguna asociación ha reclamado participar en el decenterramiento, lo que algunas fuentes atribuyen a la procedencia de las víctimas encontradas: asesinadas por izquierdistas.
Varias familias, al menos cinco, ya han manifestado su intención de aportar su ADN para comprobar si sus antepasados desaparecidos en la guerra civil acabaron en la fosa de alcala de Henares. Entre esos voluntarios están las nietas de Andreu nin, el líder del poum torturado y asesinado en una purga estalinista, cuyo cadáver fue a parar a un punto indeterminado de esa zona.