Hace poco tuve un sueño extraño, estaba con una amiga en un sitio desierto y ella me mostró una pequeño aparato parecido a un iPod, pero con una pantalla transparente. Levantó la pantalla y a través del cristal podía verse normalmente como tras cualquier vidrio, pero en este caso se generaban elementos 3D que se trackeaban automáticamente al entorno real.
Presionábamos botones y aparecían árboles y plantas trackeadas en el lugar.
Sé que esto existe y se llama realidad aumentada, pero la diferencia en este caso era qué al retirar la pantalla, los objetos 3D persistían materializados en la realidad.
Sin sentir que esto era una materialización, y quizás con la sensación de que algo de mi alma estaba dentro de esa pantalla o quizás esa pantalla sólo visualizaba algo que yo en realidad creaba con mi mente, sin plantearme esto viví la realidad absoluta de esos árboles y plantas y me fascinaba al saber que eran generados a creación, a voluntad.
Y me acerqué a tocarlos, pude sentir la textura de los troncos, el frío de las hojas, la cosquilla del pasto, el escurrir del agua entre mis dedos y las basuritas que se me pegaban al quitar la mano del río.
Eso que viví difícilmente pueda graficarse, pues para mí alma fue una experiencia real.
Fue un sueño que me produjo una sensación de saciedad extraña, como si en el mundo material me faltara algo fundamental, algo como una varita de Harry Potter, como si mi alma sintiera que, aunque todo parezca normal en la vida diaria y, aunque nos hayamos acostumbrado a considerar que así es la vida normal, en realidad nos ha sido arrebatada la capacidad creadora sobrenatural, y por eso nos fascina crear en 3D, nos alivia ese vacío.
Datos técnicos: Escena con +100 mil millones de polígonos, con tecnología proxy de Vray.