Vuelo a discrepar contigo Mars. Nadie que tenga más de 25 años, recuerda más paro y recortes de los que nos ha regalado el Psoe.
O yo al menos no los recuerdo.
(Y los que tienen 18 años sólo han vivido y visto los del Psoe).
Por lo que no es aventurado deducir que con ese
coco, a ningún votante sensato se le engaña ya, porque hemos ya tenido ración y media de recortes.
Y además, cualquier persona sensata, que gestione una economía familiar sabe distinguir entre gestionar mejor y recortar.
(Porque ya ha tenido que gestionar mejor y hacer recortes en su propia economía familiar).
Y esa persona, responsable de su familia ve cosas como:
Por ejemplo.
En Madrid proponen que los docentes del 20 horas de clase, y los sindicatos a la calle.
En Andalucía dan desde hace años 21 horas y los sindicalistas están tomando finos en el bar en sus horarios de liberados.
Por ejemplo.
El absentismo en la sanidad privada es del 4%, en la pública del 30%, el número de liberados sindicales de la sanidad pública asusta (el sueldo de esos liberados se paga con las emisiones de deuda esas que nos asfixian), la diferencia entre el número de cocineros, guardas de seguridad por enfermo de la pública sobre la privada es bochornoso.
Por ejemplo.
En este país, todo el mundo sabe que las cafeterías que tienen cerca un organismo público, venden más cafés que las que tienen empresas privadas cerca, el café, el café, que esto no es Alemania.
Y por cosas como éstas, y muchas más.
La mayor parte de los votantes con dos dedos de frente saben que gestionar mejor no es recortar.
Y eso, sumado, a que la gente no es listos, nos da la ecuación de lo que va a pasar.
Y te aseguro que yo no soy del, Mars.
A mí lo único que me pasa es que soy autónomo y mis clientes son pymes.
Y me ha bastado echar un vistazo a lo que propone uno y otro para darme cuenta de que lo que yo necesito son las medidas que propone el p.
Yo con la ideología no pago la comida de mi hija.
Lo siento, por los incondicionales del Psoe, pero la comida de mi familia la pago con trabajo, no con cosignas que contradicen la realidad que me encuentro en el día a día.